martes, 29 de enero de 2013

Historia de las Cuevas de María Mocos




En el interior de la ciudad más antigua de occidente, conocida como Gades en la antigüedad y como Cádiz en nuestros días, existe en sus entrañas un sinfín de galerías conocidas como cuevas de maría mocos y cloacas romanas.
Hoy en día sigue sin saberse mucho sobre estas cuevas, que han sufrido el
abandono de los años y derrumbes por los cimientos de los edificios.
Existen miles de leyendas populares sobre estos túneles: de niños desaparecidos en el interior, de una gitana que vivía en el interior de ella haciendo pócimas y maldiciendo a toda aquella persona que se atreviera adentrarse en ellas…
Los túneles más antiguos, conocidos las cuevas de Hércules, pertenecen a las cloacas romanas, que posteriormente unían los edificios más relevantes  de la neápolis de Gades. Los estudios realizados constatan la existencia de hasta seis kilómetros en casco antiguo y otros seis kilómetros en puerta de tierra de galerías subterráneas bajo la ciudad con alturas de entre 1,80 y 3,50  metros. Están construidos a base de sillares de piedra ostionera, sujetos con mezcla de cal y arena, un material distinto a los ladrillos utilizados en los túneles defensivos. Los conductos arrancaban en la huerta del hoyo y desde allí discurrían hasta el teatro, el castillo de la villa y la iglesia de santiago.
Siglos más tarde (siglos XVI – XVII) bajo las puertas de tierra y glasis comenzaron a construirse las contraminas y minas conocidas como cuevas de maría moco, por el apodo que se le daba a una gitana que vivió en estos pasadizos cuando dejaron de utilizarse. Fueron una respuesta de la ciudad de Cádiz ante los numerosos ataques y asaltos de los piratas y de la armada inglesa, lo que la obligo a rodearse de murallas y baluartes para su defensa. A su vez estas murallas se dotaron de estas galerías y pasadizos.
Las cuevas de maría moco fueron tapiadas hace mucho tiempo. Había varias entradas en la muralla que da a la vía del tren. También había algún acceso en la playa Santa María del Mar, donde está situado ahora el módulo de la cruz roja de esa playa.

Contra minas

A la salida de la Puerta de Tierra, situada en el lado izquierdo del lugar conocido por Bahía Blanca y junto a Los Glacis, se encontraba una abertura que daba entrada a un subterráneo que se denominó “Cuevas de María Moco”. No se sabe exactamente el verdadero origen de estas cuevas pese a las muchas versiones sobre las mismas, que impulsadas por la fantasía popular han circulado durante muchos años.
Los distintos pueblos que dominaron esta ciudad; las luchas sostenidas en estos lugares y los contrabandistas que arribaron a nuestras costas, cuyos refugio fueron posteriormente descubiertos al efectuarse obras, hicieron que sobre estas cuevas se tejieran multitud de leyendas con visos de más o menos aparente realidad. La versión más generalizada al respecto, es que se construyeron después del saqueo de Cádiz  por los ingleses en 1596 y que comunicaba  la población antigua con el Fuerte de Torregorda para que en caso de una nueva invasión la población pudiera huir a través de ella. Estas cuevas está demostrado que tenían galerías subterráneas que se extendían por diversos lugares de Extramuros y disponían de entradas en diversos lugares de Cádiz. En el año  1967 la revista gaditana “Cádiz Gráfico” realizó una serie de encuestas bajo el tema “Los Misterios de Cádiz”, en las que se expusieron interesantes y variadas opiniones sobre este asunto. Entre las opiniones que aportaron mayores datos en esta encuesta, figuraba la del académico y jefe de Estado Mayor del Gobierno Militar de esta Plaza don José Pettenghi, el que manifestó que hacía dos años se había encontrado un plano (que reproducimos junto con estas líneas) en el que aparecen perfectamente señaladas las contraminas de Puerta de Tierra de los gaditanos Glacis y que se sabía de la existencia de galerías, parte del antiguo y amplio alcantarillado. El escritor D. Manuel Aparicio Franco, que durante sus años mozos había explorado estas cuevas, descrió así sus galerías: “La Cueva tiene ventilación. El techo no es más alto sino que el suelo descendía en un plano inclinado. La anchura entre pared y pared sería de un metro aproximadamente. La altura de un metro y medio hasta un poco más. Las características eran de una construcción árabe o tal vez fenicia, de bóveda circular. Los pasillos bifurcaban unas veces hacia la derecha y otras hacia la izquierda y en ciertos intervalos se abría el pasillo en distintas direcciones...” Posteriormente, al perder la finalidad para la que fueron construidas, las cuevas de María Moco sirvieron para refugio o albergue de gitanos y mendigos y en muchas ocasiones la posesión de las mismas daba origen a pequeños incidentes y lesiones, todo lo cual dio en diversas ocasiones mucho trabajo a los redactores de sucesos locales de la prensa diaria.
Todo ello en una época en la que no existía tanta escasez de viviendas, que si fuera en la actualidad estamos seguros de que sus moradores serían capaces de pedir un considerable traspaso para cederlas a la vez que los hombres de negocios soñarían hoy con montar en ellas un lucrativo negocio con vistas al turismo, armonizando hábilmente la utilidad práctica con la leyenda y la fantasía. 

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