viernes, 31 de mayo de 2013

La Santa Cueva



Oratorio de la Santa Cueva, fundado como oratorio para ejercitantes, este oratorio de Cádiz del siglo XVIII consta de dos estancias, una superior o capilla alta, de extraordinaria riqueza y luminosidad, y otra subterránea o capilla baja de mayor austeridad y recogimiento, con un calvario de mármol obra de Vaccaro y Gandulfo. En la capilla alta se pueden contemplar, entre otras obras destacadas, tres lienzos de Goya: La Santa Cena, La multiplicación de los panes y los peces y La parábola de la boda del hijo del rey, sometidos a restauración en el Museo del Prado durante el año 2000.[1]
 El oratorio fue consagrado al culto por el obispo D. Antonio Martínez de la Plaza en 1796, es uno de los máximos exponentes de arquitectura neoclásica religiosa en Andalucía. Es obra de los arquitectos Torcuato Cayón y Torcuato Benjumeda.
El promotor del oratorio, el sacerdote José Saénz de Santamaría, marqués de Valde-Iñigo, enriqueció el templo con una pieza musical que acompañaba en la mañana del Viernes Santo, la predicación de las siete últimas palabras de Cristo. Encargó dicha pieza a Joseph Haydn, que la tituló Las Siete Últimas Palabras de Nuestro Salvador en la Cruz.
El Ministerio de Cultura lo declaró Monumento Histórico-Artístico de carácter Nacional en 1981.

miércoles, 29 de mayo de 2013

Iglesia de Santiago






La Compañía de Jesús se estableció en este lugar en 1564, instalando un Colegio, del conjunto arquitectónico sólo se conserva el templo, ya que la casa con patio de columnas de mármol fue derribada para reedificarla como Seminario Conciliar.
La Iglesia de Santiago de Cádiz, situada en la Plaza de la Catedral, fue la sede del Colegio de la Compañía de Jesús en esta ciudad, del que hoy solo queda la iglesia.
Tras del asalto y saqueo sufrido por la ciudad de Cádiz en 1596 por las tropas angloholandesas al mando del conde de Essex, el Colegio quedó en tan mal estado que hubo de reedificarse su primitivo templo, ahora en el estilo manierista iniciado por Vignola para el Gesú de Roma y seguido luego en los planteamientos generales de la gran mayoría de las iglesias jesuíticas.
De planta de cruz latina, con amplia nave y crucero con cúpula sobre pechinas, cuenta con pequeñas capillas que se comunin entre sí en lo que serían las naves laterales del templo. Las trazas de esta iglesia, de 1635, son obra del hermano jesuita Alonso Romero, prolongándose la ejecución de las obras durante unos doce años.
La fachada principal se encuentra situada a los pies, hacia la Plaza de la Catedral, y se presenta organizada mediante pilastras pareadas de estilo jónico ralizadas con la habitual piedra ostionera, tan característica de esta ciudad. Cuenta con dos portadas de mármol de estilo manierista, una en su frente a la plaza y la otra a la calle de Santiago; y un sola torre en esquina realizada en dos cuerpos de altura, de planta octogonal el superior, acabada en una singular cúpula con remate bulboso, obra del siglo XVIII.
En su interior conserva una serie de interesantes retablos barrocos del siglo XVII, siendo el más relevante el Retablo Mayor, obra del maestro ensamblador Alejandro Saavedra, con dorado y policromado realizado por Juan Gómez Couto.
Es digna de mención por su antigüedad la pintura de la Trinidad, del siglo XVI profanada en el saqueo inglés de 1596, tal como reza una inscripción en oro al, pie.
Además, repartidos por la nave central cuenta con pequeñas repisas y retablos de estilo rocalla que refuerzan la riqueza decorativa de esta iglesia, correspondiente a los gustos y tendencias del arte rococó.

 


lunes, 27 de mayo de 2013

Iglesia de la Divina Pastora




La capilla fue fundada al final de primer tercio del siglo XVIII, justo en 1736, por el capuchino fray Isidoro de Sevilla y fue dedicada a la Divina Pastora, para establecer en ella una de las Compañías Espirituales del Stmo. Rosario, que fueron fundado por el capuchino Fray Pablo de Cádiz
El Buen Pastor fue una de las figuras simbólicas más extendidas en los primeros tiempos del cristianismo y ha perdurado con fuerza hasta nuestros días. La Divina Pastora no es otra cosa que la Virgen María en el papel que Jesucristo le encomendó desde la cruz. Se representa a la Virgen con atuendo pastoril, cayado alto, sombrero de ala ancha, a veces vuelta, con o sin el Divino Infante y rodeada de corderos, que simbolizan al género humano.
Esta advocación, muy de la época, fue prodigándose en la iconografía, particularmente en imágenes vestidas, muchas veces en composiciones dentro de típicos fanales de vidrio.
El 24 de noviembre de 1734, Fray Isidoro de Sevilla, solicita al Ayuntamiento un sitio donde poder construir una Capilla, y éste, por acuerdo de 19 de enero de 1735, le concedió un terreno frente al Convento de Religiosas de Santa María.
A Fray Isidoro no le gustaba el sitio, debido a los temporales que combatían, por lo que pidió permiso al Ayuntamiento para venderlo y comprar otro, hecho que se consuma en el Campo de las Cererías de la entonces Calle de Capuchinos, comenzando las obras este mismo año.
En 1736 se levantó una primera construcción, que al año siguiente es sustituida por la actual, que a su vez sufrió varias reformas en su estructura. Entre 1754 y 1755 se reformó la cúpula y se añadieron las capillas laterales; en 1757 se eleva la espadaña y en 1762 se termina el conjunto de las obras levantándose la portada.
El 16 de julio de 1964, el Obispo, D. Antonio Añoveros, erigió esta Capilla en Parroquia, cuya inauguración, el 8 de diciembre de 1965, coincidiría con la clausura del [Concilio Vaticano II], siendo encomendada a los Padres Capuchinos a través de su primer párroco, D. José Araujo González. El Vicario General, Dr. Álvarez Moya, el P. Provincial de los Capuchinos de Andalucía y otros sacerdotes concelebraron la Santa Misa en la Parroquia de San Lorenzo, de donde salió procesionalmente el Stmo. Sacramento para quedar definitivamente en el nuevo templo parroquial.
La fachada de la capilla está resuelta según una portada central, que forma como un cuerpo adelantado hacia la calle y sobresaliendo del plano de la propia fachada. Esta portada tiene tres huecos superpuestos, abultados en sus trazados y con una pequeña figura en las claves. El hueco inferior es la puerta de entrada de medio punto, adornada con la figura de un ángel, que simula sostener unas molduras, las cuales vienen a entroncar con la repisa que, en el hueco superior, sirve de apoyo a una imagen de la Virgen Titular. Este hueco también es de medio punto; sus jambas descansan en peanas y está adornado con la figura de una cabeza de león. El último hueco, adornado con una cabeza de ángel con una hoja de fondo, es un óculo circular ajustado por sus costados con sendas volutas, gruesas y grandes abajo, con quiebro para apoyo de copas, y de pequeño tamaño en lo alto.
Flanqueando la portada hay una composición de pilastras cajeadas que sostienen todo un jugoso entablamento, el cual viene a coronar la fachada formando, en definitiva, un enjundioso orden corintio dentro de los libérrimos cánones de la ornamentación y disposición barroca.
Entre las parejas de pilastras de cada lado de la portada, se ven, a la altura de la vista, unas pequeñas capilletas que, protegidas con rejas por delante y con breves tejadillos de pizarra por lo alto, están dispuestas para exponer imágenes de devoción.
Sobre el ángulo izquierdo y montado sobre el peto que culmina la fachada, se levanta el campanario, resuelto en espadaña doble mediante dos planos que forman un diedro, cuya arista coincide con el borde o límite de la construcción de la capilla. La espadaña está articulada mediante pilastras toscanas, entre las que se abren vanos de medio punto enmarcados por baquetones mixtilíneos. Esta espadaña lleva dos campanas, una en cada plano. Es como el acento barroco de toda la composición arquitectónica.
Lo que más sorprende nada más entrar en el recinto es la gran altura de espacio en comparación con la poca superficie de suelo. Esta impresión se acrecienta con los fantásticos retablos de madera tallada, que dominan los límites del espacio dejando tan sólo al descubierto de la arquitectura los soportes y arcos –totalmente desprovistos de ornato—, los cuales apoyan la bóveda de media naranja. Esta bóveda, también sin adorno alguno, está rodeada, en su arranque, por una sencilla barandilla de hierro.
La planta de la capilla habría que considerarla como de cruz griega. Se cubre mediante bóvedas de medio cañón en los brazos y cúpula sobre pechinas en el crucero, disponiéndose tribunas sobre las capillas laterales y atrio. En el cabecero, el presbiterio con su altar mayor, que tiene un inmenso retablo que forra materialmente el fondo, paredes y techo. En los brazos, otros dos enormes retablos que vuelven a cubrir por completo la pared.
La entrada se hace bajo el coro alto, cuya barandilla abalaustrada se prolonga por los lados de la capilla hasta llegar al altar mayor.
El altar mayor se desarrolla según un fantástico retablo, dividido en tres calles, separadas por estípites. La calle central se abre de modo escénico para dar vista a la imagen titular de la Divina Pastora, la cual, en su camarín, con iluminación contrastada, puede destacar de todo el acompañamiento de santos y santas, ángeles y arcángeles, que se sitúan estratégicamente sobre rizadas peanas, difíciles pilastras, ensortijadas curvaturas, perdidos entre rica hojarasca, escudetes, pilastrillas, estípites, perifollos y un laberinto de impostas, molduras, arquitrabes, frisos y cornisas de este ejemplar de madera tallada. La imagen de la Divina Pastora, fechable hacia 1730, se atribuye a José Montes de Oca. En las calles laterales se sitúan las imágenes de San José y San Francisco de Paula y en el ático el arcángel San Miguel, flanqueado por San Antonio y San Bernardino. Arriba, en todo lo alto, el Padre Eterno bendice tan prodigiosa exaltación. Fue realizado en madera dorada a partir de 1753 por Julián Jiménez.
En los muros laterales se disponen sendas tribunas con hornacinas, que contienen las tallas de San Servando y San Germán. Sobre las pilastras exteriores se sitúan las de San Pedro y San Pablo que, al igual que el resto de la imaginería del retablo, son obras de Benito de Hita y Castillo, contemporáneas del retablo y que forman uno de los conjuntos más destacados de la producción de este escultor sevillano.
Los testeros del crucero están ocupados por sendos retablos de características similares y traza relacionada con la del retablo mayor; también realizada por Julián Jiménez a partir de 1760, si bien en este caso no llegaron a dorarse, imitando su policromía decimonónica diversos tonos de jaspe. El de la izquierda está presidido por el crucificado del Buen Viaje, obra italiana del siglo XVIII. El de la derecha está presidido por la imagen de San Cristóbal, que destaca por su propia escala y por la satisfecha arrogancia de transportar al Niño. También pertenece al escultor sevillano Hita y Castillo, al igual que el resto de las esculturas y relieves que decoran estos retablos, entre las que sobresale un San Sebastián, de valiente resolución. Julián Jiménez y Benito de Hita y Castillo son también los autores del elaborado florón de la cúpula, en el que se representan diversos ángeles niños portando ovejas.
Como curiosidad deben notarse los confesionarios: están resueltos mediante unas puertas con su rejilla, que se insertan en los propios retablos formando parte de los mismos una vez replegadas aquellas.
Se conservan en la capilla la Cruz de Guía y el Simpecado pertenecientes a la Archicofradía de la Divina Pastora. Ambas piezas, realizadas hacia 1763, son de plata repujada y siguen diseños de Julián Jiménez, decorándose el extraordinario simpecado con un bajorrelieve en madera policromada, que representa la titular de dicha corporación, obra debida a Benito de Hita y Castillo, mientras que las rocallas de plata que cubren casi toda su superficie se deben al orfebre Llamas.
Finalmente, hay que hacer mención de la cúpula multicolor que cubre la bóveda de la capilla. Esta cúpula recubierta de azulejos con dibujos geométricos de colores y tejas lomudas o árabes vidriadas, también en colores, es un caso tanto singular. Hay un precedente en el propio Cádiz, que es la Catedral Vieja, cuyas bóvedas esquifadas están tapizadas también con azulejería de variopintos modelos, resultando algo un tanto insólito sin paralelo cercano.
Cúpulas recubiertas de tejas vidriadas las hay abundantes en Sevilla y bien podría ésta de la Pastora tener algún parentesco con la obra del maestro Leonardo de Figueroa. Pero, no obstante, la cúpula de la Pastora y, muy en particular, el diseño del remate hacen pensar en algo de difícil entronque. Miguel Martínez del Cerro dice en su obra “Un paseo por Cádiz” que este remate de la cúpula parece mexicano y casi chino.
El remate de la cúpula se ha terminado de forma un tanto caprichosa, con una falsa linterna quebrada, todo revestido de piezas cerámicas vidriadas. En los azulejos se ve el tema de la estrella de ocho picos en blanco sobre fondo de color, utilizado también en el remate de la cupulita de la salida a la azotea de la capilla del Sagrario de la Catedral Vieja.

sábado, 25 de mayo de 2013

Iglesia de San Lorenzo




Las obras duraron cuatro años, siendo su maestro mayor y quien llevó la dirección de los trabajos el alarife Juan Agustín López Algarín. Posteriormente, intervino también el prestigioso alarife Blas Díaz, a quien se le atribuye la construcción de la torre. En torno a 1787 el arquitecto Torcuato Benjumeda remodeló las portadas del presbiterio y patio inmediato a la sacristía. Fruto de todas estas intervenciones se dotaba al inmueble de una magnífica obra, muestra de la actividad creativa generada en la ciudad en estos años, constituyéndose un notable ejemplo de la arquitectura barroca religiosa gaditana, en la que sobresalen la magnífica portada principal y la torre.
De especial interés es la Capilla de la Venerable Orden Tercera de Servitas de María Santísima de los Dolores, abierta en el tercer y cuarto tramo del lado de la Epístola de la Iglesia, cuya construcción comienza en 1763 bajo el diseño y dirección del maestro Diego Ramos, y termina, después de varias interrupciones, en 1774 con Francisco Lorenzo Cañete autor del diseño definitivo. En el inmueble destacan también el órgano, magnifica pieza barroca realizada a finales del siglo XVIII, y el conjunto de retablos, especialmente el retablo mayor, realizado por Francisco López en el siglo XVIII, una de las obras más prestigiosas de la retablística barroca gaditana de dicha centuria. Son de gran relevancia los bienes muebles que contiene.
Entre las pinturas y esculturas se cuentan piezas dieciochescas de origen sevillano, flamenco e italiano, con obras de José Montes de Oca, Antonio Molinari, Pedro Relingh y Domenico Parodi.
La Iglesia se estructura con planta de cruz latina, de una sola nave y crucero poco acusado. La nave está dividida en cuatro tramos separados por pilastras dóricas que flanquean vanos de medio punto de rosca moldurada que dan acceso a las diferentes capillas dispuestas en los muros laterales. En la zona superior de los arcos se establecen tribunas, abiertas a la nave en forma de balcones de vanos adintelados. Sobre el conjunto se desarrolla un entablamento con friso de triglifos, coronado de una rica cornisa de orden compuesto que se complementa con dinámicos quiebros dispuestos sobre las pilastras y claves de los arcos.
Cada tramo de la nave está cubierto con bóveda de cañón con lunetos que alojan vanos que dan luz al interior del templo, flanqueada con arcos fajones que apoyan sobre el citado entablamento. El coro alto se levanta a los pies sobre el primer tramo de la nave. En su interior se encuentra un órgano realizado por el organero José García en 1793, y reformado en 1883 por Modesto Carrero. Consta de un teclado de 51 notas de octava tendida y registros partidos. Dispone además de 8 pisas para las contras, con tubos propios. La caja es de madera y fue tallada por el ensamblador y tallista Gonzalo Pomar. Mide 3,70 m. de fondo x 4,10 m. de frente x 6 m. de altura.
Cubre el crucero una cúpula sobre pechinas, compuesta de tambor circular y casquete semiesférico. Las pechinas se encuentran decoradas con cuatro lienzos ovalados que representan los cuatro padres de la iglesia realizados en 1727 por Pedro de Cabrera, así como el escudo de armas del Obispo Armengual en madera tallada, policromada y dorada.
Los brazos del crucero albergan cuatro retablos. El obispo Armengual patrocinó los ubicados en los testeros principales y dejó establecido en su disposición testamentaria que se dedicaran a San Liborio y San Rafael. Son obras gemelas de 10 x 5,50 m. Presentan un sólo cuerpo de estípites para enmarcar los lienzos rematados por áticos con bajorrelieves en madera policromada que representan las apoteosis de San Cayetano y San Carlos Borromeo, piezas genovesas de madera tallada y policromada de 1,60 x 1,60 m. aprox., cuya factura puede relacionarse con la producción de Francisco María Galeano.
Las actuales mesas de altar son de estilo rococó, realizadas por Mateo Nadales y doradas por Domingo Rodríguez de Arganzúa en 1762. Las pinturas son muestras destacadas de la producción del artista genovés Doménico Parodi, realizadas en 1728. Desde los años 20 del siglo XX estos lienzos están desplazados de su ubicación original, ocupando su lugar en el lado del Evangelio un lienzo dieciochesco que representa a la Virgen Dolorosa y San Juan Evangelista en el Calvario, y en el de la Epístola el grupo escultórico de Afligidos, que fue encargado en 1716 al escultor holandés Pedro Relingh, compuesto por las tallas de madera policromada de candelero de Jesús Nazareno de los Afligidos y la Virgen de los Desconsuelos.
La Capilla Mayor del templo es la capilla funeraria del obispo Armengual, quien dispuso para este lugar la construcción de un suntuoso retablo de 8,30 x 15 m. aprox. Su compleja estructura y elevado coste no permitieron iniciar su construcción hasta 1727. Su novedoso diseño, basado en el uso del estípite y la decoración de menudos motivos vegetales y geométricos, hacen de esta pieza una de las de mayor envergadura artística entre las realizadas en Cádiz durante el primer tercio del siglo XVIII, siendo el artífice encargado de llevar a cabo esta obra el tallista Francisco López. La estructura cubre todo el testero de la capilla mayor con planta cóncava y está estructurado en un cuerpo dividido en tres calles por estípites, y ático. Un gran arco de medio punto alberga en la calle central el sagrario, manifestador y camarín de la Virgen del Pilar. Sobre el arco se sitúa el camarín de San Lorenzo y en las calles laterales hornacinas con pequeños estípites. El ático se resuelve mediante una moldura mixtilínea flanqueada por ménsulas y se enmarca con un remate curvo enlazado con las calles laterales. Los elementos decorativos combinan las hojas de cardo con temas geométricos, pinjantes y placas recortadas, entre los que se intercalan ángeles niños y querubines. Hacia 1730 se procedió al dorado total del conjunto. Del repertorio iconográfico se encargaron varios escultores. Las imágenes titulares son la Virgen del Pilar y San Lorenzo. La primera ocupa el manifestador y es una escultura de alabastro policromado de 0,45 x 0,8 m., que perteneció al obispo Armengual. A sus lados se disponen dos parejas de relicarios de plata, dos de ellos de formas neoclásicas fechables hacia 1800 y con 0,40 m. aprox. de altura, y los otros dos rococó, fechables hacia 1740 con 0,30 m. de altura aprox. La imagen de San Lorenzo es una talla de madera policromada de 1,60 m. de alto realizada en 1725 por Miguel Taramas. José Montes de Oca tuvo a su cargo en 1728 la realización de las imágenes en madera policromada para las calles laterales, San Andrés y Santiago de 1,60 m. de alto aprox. y el relieve del ático, obra genovesa realizada en madera tallada, policromada y dorada de 2 x 2 m. que representa rasgos estilísticos próximos a Francisco María Galeano. La puerta de plata del sagrario mide 0,80 x 0,39 m., fue realizada por el orfebre Francisco Arenas en estilo rococó y presenta la siguiente inscripción:» Donado por Doña Magdalena de Añino en 1776». A sus lados presenta dos relicarios de plata de formas neoclásicas fechables hacia 1790.
En los paramentos laterales del presbiterio se abren vanos de comunicación con la sacristía, cuyo aspecto actual responde al diseño creado por Torcuato Benjumeda. Están enmarcados por pilastras jónicas que sustentan un frontón partido donde aparecen los emblemas parroquiales. Estos frontones quedan parcialmente ocultos por galerías talladas por Rafael Marín y doradas por José Antonio Pino y Guerrero en 1787, obras en madera tallada y dorada de 270 m. de ancho. Sobre las portadas se disponen tribunas cerradas con celosías rococó de los mismos autores. Las hojas de las puertas son de madera noble dispuestas con altorrelieves de emblemas y motivos vegetales, fechables hacia 1730.Ante el retablo se sitúa la bóveda sepulcral del obispo Armengual, cuya lápida de mármol blanco presenta inscripción y escudo grabado.
Dos cofradías ocuparon los retablos situados a ambos lados del presbiterio en 1727. Ambos son de madera tallada y dorada y miden 8 x 3,60 m. aprox. El colateral del Evangelio fue cedido a la Hermandad del Santísimo y Ánimas de la Catedral para que sirviese de Sagrario. El del lado de la Epistola se instaló la cofradía de Jesús de los Afligidos. El primero consta de un cuerpo de tres calles flanqueado por estípites, que se eleva sobre alto banco. Sobre él se dispone un ático, también tripartito y rematado en medio punto. El programa iconográfico contempla, en primer lugar, un Niño Jesús de madera policromada. A sus lados se ubican pequeñas tallas de madera policromada de los patronos de Cádiz, San Servando y San Germán, siendo estas tres esculturas obras de escuela genovesa fechables hacia 1730. La hornacina principal está ocupada por la imagen de vestir de San Miguel realizado en madera policromada por José Montes de Oca hacia 1728. Al mismo autor corresponde la imagen de vestir de madera policromada de San Antonio de Padua que ocupa una de las hornacinas laterales. El ático está centrado por una talla de madera policromada que representa a San Nicolás de Bari realizada hacia 1760, y a sus lados otras de San Lorenzo y Santo Tomás de Aquino fechables en torno a 1730.
Ante este retablo, en el pavimento, se abre la bóveda sepulcral de San Servando y San Germán, cerrada por dos losas de mármol blanco. La primera mide 0,75 x 0,75 m. y contiene la siguiente inscripción: «Esta capilla y bo/beda y entierro es/ de la benerable e/sclavitud del/ santísimo sacra/mento y cofradía de/ las benditas ani/mas año D/ 1728». La segunda losa es de 1,04 x 1,04 m. Presenta grabada una calavera con las tibias cruzadas y varios anagramas de la esclavitud.
El retablo perteneciente a la cofradía de Afligidos es obra del escultor Isidro de Quirós. Se doró en 1775, fecha en la que también se modificó la hornacina principal para transformarla en vitrina. Consta de dos cuerpos con ático rematado en medio punto. En el primero se ubica una gran vitrina flanqueada por estípites sobre la que se encuentra una hornacina entre paños decorados con elementos geométricos, disposición que se repite en el ático. Actualmente ocupa la vitrina una talla de madera policromada de San José, obra realizada hacia 1750, y a sus lados las tallas en madera policromada de San Joaquín y Santa Ana, también genovesas y fechables hacia 1730. El ático conserva el altorrelieve original del Padre Eterno de madera tallada y policromada, ocupa el nicho del sagrario una pequeña imagen de madera tallada y policromada de San Rafael, obra genovesa de 1730.Ante el retablo se abre la bóveda de enterramiento de San Servando y San Germán cubierta con una losa de mármol blanco de 1,13 x 1,16 m. con la siguiente inscripción: «Esta boveda y retablo/ y su arno. son de la b./ cofradía de jhs de/ los afligs. y maria/ santisssima/ d los dsconss./ año de 1727/ R.Y.P.A.».
En la confluencia del crucero con el lado del Evangelio se sitúa el púlpito. Está realizado en 1727 en talleres genoveses con mármoles de colores, descansa sobre un pilar conformado por grandes volutas. Tiene planta cuadrada en cuyos frentes alterna el escudo del obispo Armengual con los emblemas de la parroquia, el pilar y la parrilla. Su tornavoz es obra local de madera tallada, rematado por la figura de la Fe, cuyo dorado renovó José Antonio del Pino en 1785. Bajo el tornavoz hay un dosel de madera tallada y dorada que contiene una talla en madera policromada de Cristo crucificado, obra genovesa de 1750.
De las cinco capillas iniciales cobijadas en los arcos de los diferentes tramos de la nave, dos desaparecieron en 1755 al construirse la capilla de la Venerable Orden Tercera de Servitas.
Entre 1759 y 1763 se realizaron dos retablos gemelos de madera tallada para el segundo tramo, dedicados a San José y San Nicolás de Bari. El primero conserva la imagen titular en el antiguo retablo de Afligidos. La talla de San Nicolás, cuyo retablo no llegó a dorarse, está ubicada actualmente en el ático del retablo sacramental. Hoy ocupan estos retablos las imágenes de la cofradía de Nuestro Padre Jesús de las Penas y María Santísima de la Caridad, fundada en 1955. Son retablos que se ajustan al medio punto de la capilla y presentan un cuerpo con hornacinavitrina, y áticos con relieves. Cubren toda la superficie motivos rococó con abundancia de tarjas arriñonadas. En el ático del situado al lado del Evangelio se dispone un relieve de madera policromada con un santo obispo, obra contemporánea del retablo.
El primer tramo del lado de la Epístola está ocupado por un retablo de madera tallada, policromada y dorada construido hacia 1763. Sufrió una importante reforma en el siglo XIX, afectando al enmarque de la hornacina y a su policromía. La zona original corresponde a la hornacina y columnas corintias que la flanqueaban, cuyos fustes decoran guirnaldas. Algunas rocallas complementan la decoración de esta sencilla estructura, actualmente ocupada por una pequeña imagen de madera policromada de la Virgen del Carmen, obra de 1800 de candelero.
En los pilares inmediatos a estos retablos se disponen sendas pilas de agua bendita de forma avenerada, realizadas en torno a 1730 en mármol blanco. Junto a la entrada lateral del templo hay otra pequeña pila de mármol blanco, negro y rojo con una pequeña cruz en el frontal, siendo obra contemporánea de las anteriores.
En el pavimento, a la altura del coro y ante los arcos de acceso a la capilla de la Venerable Orden Tercera de Servitas, se abren dos bóvedas de enterramiento cerradas por losas de mármol blanco de 1,53 x 1,20 m. cada una, sin inscripciones. El obispo Armengual quiso reforzar el culto a la Virgen del Pilar con la fundación de una archicofradía en 1730, a la que le concedió la Capilla del Pilar, cuyas obras de adaptación concluyeron en 1753. Se ubica en la capilla abierta en el cuarto tramo del lado del Evangelio de la nave, ocupa un espacio cuadrado totalmente cubierto de elementos decorativos en madera tallada y dorada y policromía de paramentos, extendidos por los retablos, arco de embocadura y bóveda. El intradós del arco lleva una decoración estofada con rica policromía. Bajo él se disponen sendos lienzos con la representación de la Virgen apareciéndose a Santiago y el Martirio de este apóstol. Dos ángeles sustentan el escudo de la cofradía sobre la clave y otros dos, más pequeños, portan sendas lámparas, siendo obras genovesas relacionadas con la producción de Francisco María Galeano.
El retablo principal de la Capilla del Pilar está realizado en madera tallada y dorada, mide 3,10 x 3,10 m. aprox. y se compone de un cuerpo elevado sobre alto banco, con vitrina central y hornacinas laterales flanqueadas por estípites. El ático semicircular que lo remata tiene marco decorado por cabezas de ángeles y moldura cruciforme en su centro con grandes tarjas arriñonadas a los lados. Ocupa el nicho central la imagen de la Vir gen del Pilar flanqueada por los santos Andrés y Santiago, obras genovesas de 1750. Ocupan las hornacinas laterales las imágenes de San Francisco de Asís y San Jerónimo, obras de 1730 y vinculadas a la producción del genovés Antón María Marragliano. También de origen genovés es la talla de Cristo Crucificado que ocupa el ático. Todas son esculturas realizadas en madera tallada y policromada. Las tarjas del ático contienen emblemas de las Letanías y sobre la clave de la bóveda dos ángeles sustentan el escudo de la corporación.
En el lado del Evangelio de la Capilla del Pilar se encuentra un retablo vitrina de madera dorada, en cuyo interior guarda una cruz de guía realizada en torno a 1730. El banco contiene un pequeño lienzo de 1700 que representa al apóstol San Andrés. En el frente opuesto se sitúa otro retablo de características semejantes, portando un lienzo de principios del siglo XVIII que representa al Santo Cristo de Ribolta con las Ánimas del Purgatorio. El banco está centrado por un lienzo de 1700, que representa los Santos Corporales de Daroca. Cierra la capilla una reja de madera torneada y tallada realizada hacia 1753. Mide 1,70 x 3,10 m.
Ante la Capilla del Pilar se abre una bóveda para enterramiento de los Santos patronos de Cádiz. Está cerrada con losa de mármol blanco de 1,53 x 1,20 m. con inscripción en marco de difícil lectura.
La Capilla Bautismal está situada en el primer tramo del lado del Evangelio. En 1787, cuando el templo se convirtió en parroquia, fue totalmente remodelada por Torcuato Benjumeda, si bien ha sufrido trasformaciones radicales durante el siglo XX. La pila bautismal, de mármol blanco sigue el tipo tradicional, con taza octogonal sobre pilar abalaustrado. Fue realizada en Génova según diseño de Torcuato Benjumeda. Actualmente se ubican en esta capilla las imágenes de la cofradía del Descendimiento. Cierra este ámbito una reja de madera torneada realizada en 1787, de 2,09 x 2,90 m.
El pavimento del templo es de mármol genovés blanco y azul dispuesto en forma ajedrezada. En la cabecera del templo, a ambos lados del presbiterio se ubican las sacristías. Son dependencias de planta rectangular cubiertas por bóvedas de cañón y arcos fajones que descansan sobre pinjantes de formas recortadas. La Venerable Orden Tercera de Servitas se instaló en la Iglesia de San Lorenzo en 1727, dos años después de inaugurarse el templo, concediendo el obispo Armengual a esta Orden el uso de la capilla ubicada en el cuarto tramo del lado de la epístola de la nave. A mediados de siglo comenzó a plantearse la necesidad de contar con un espacio más amplio, y en 1763 empezaron las obras de la nueva capilla bajo diseño y dirección del maestro Diego Ramos, aunque una serie de dificultades económicas obligaron a paralizar los trabajos.
En 1765 se decidió otra disposición para la capilla que consistía en levantar una nave paralela a la del templo con acceso directo desde la calle y para dar un aspecto uniforme al conjunto de la Iglesia se pretendía configurar otra similar en el lado del Evangelio unificando las capillas que allí existían. El proyecto se encargó al arquitecto Torcuato Cayón, pero su elevado coste motivó que tras varios años de trabajo las obras fueran suspendidas y se derribase lo ya construido para realizar la actual capilla. Francisco Lorenzo Cañete es el autor del diseño definitivo, en el que concibió una capilla de planta cuadrada con cubierta de cúpula semiesférica. La capilla se inauguró el 25 de marzo de 1774.
De la abundante decoración de tallas doradas y pinturas que cubrían los paramentos se han conservado cuatro grandes lienzos en forma de medios puntos que se sitúan bajo la cúpula y que representan diversos episodios de la historia de la instalación de la Orden en Cádiz. Todos ellos son contemporáneos de la capilla, si bien el situado sobre el retablo mayor fue agrandado hacia 1940, cuando se pintó la representación del Padre Eterno situado en la zona central. Los extremos de este lienzo son originales y representan La Presentación de Jesús en el Templo y Jesús entre los doctores. El lienzo situado al lado del Evangelio representa escenas de la vida de San Felipe Benicio y en el de la Epístola la Virgen protegiendo bajo su manto a los siete santos fundadores de los Siervos de María. Por último, el lienzo situado frente al presbiterio recoge escenas de la fundación de la Orden en Cádiz.

 

A mediados del siglo XIX se reemplaza el primitivo retablo rococó de la Capilla de Servitas, realizado en 1774 por Gabriel de Arteaga, por otro neoclásico de Juan Rosado. A mediados del siglo XX esta estructura sufrió una reforma que eliminó el primitivo ático. Es una obra de madera tallada, policromada a imitación del mármol y dorada de 6 x 3,50 m. Consta de un cuerpo centrado por una hornacina flanqueada por columnas corintias, y rematado por frontón curvo. La caja de hornacina es obra rococó perteneciente al retablo anterior, dispuesta de abundante decoración tallada y dorada. Está ocupada por la Virgen de los Dolores, talla en madera de candelero de 1,60 m. de alto realizada hacia 1740. Flanquean a esta imagen dos cornucopias rococó de madera policromada y dorada de 1774, y pertenecientes al anterior retablo. A ambos lados se ubican las tallas de madera policromada de San Peregrín y San Felipe Benicio, obras genovesas de 1774. El sagrario presenta una puerta de plata de finales del siglo XIX con la representación del Buen Pastor en relieve, a sus lados muestra dos relicarios de filigrana de papel con marco de madera dorada datados en 1770.En los laterales de este retablo se abren sendas puertas con hojas dobles rematadas en medio punto, de madera tallada y dorada, realizadas en 1774. Sobre estas dos puertas se encuentran dos ángeles lampareros de madera tallada y policromada, de la misma época.
En un lateral de la Capilla de Servitas se levantan dos pequeños retablos rococó de madera tallada y dorada. El primero está presidido por la talla en madera policromada de San Juan Bautista, obra genovesa de 1774. De igual origen y cronología son las tallas de madera policromada que ocupan los laterales; la Imposición de la casulla a San Ildefonso y San Ildefonso y un santo sin identificar. Ocupa el ático un lienzo de la Divina Pastora realizado por Antonio Pino. El segundo lo preside la talla genovesa en madera policromada de San Francisco Javier, ambos de la misma época que los anteriores. A cada lado se encuentra una pareja de relicarios de madera tallada y policromada de 1750. En las hornacinas laterales muestran las imágenes de Santa Rita y Santa Juliana Falconieri y en el ático, un lienzo realizado también en 1774 que representa a San Juan Nepomuceno.
En el pavimento de la Capilla de Servitas, de losas de mármol genovés blanco y azul, se abre una bóveda cerrada por una pequeña losa de 0,26 x 0,26 m. con la siguiente inscripción: «Este nicho y sepult/ es pº del sr. dn. juan/ jordan prior y bienhechor/ que (perdido)/ de sus hijos y sucesores/ murió en 28 dic. de 1788/ R.Q.I.P.»Los dos arcos que comunican la Capilla de Servitas con la Iglesia se cierran por sendas rejas de hierro forjado, realizadas en 1774.En el exterior el templo presenta dos fachadas con predominio de grandes superficies lisas, para centrar la atención decorativa en las portadas y torre. La fachada principal, rematada por un agudo piñón, tiene un acusado ritmo vertical muy frecuente en la arquitectura bajo andaluza de la época. La portada refuerza la verticalidad del conjunto con la superposición de varios cuerpos que casi alcanzan la altura del hastial. El vano principal va enmarcado por baquetones mixtilíneos que conforman un espacio sobre el dintel para albergar el escudo de armas del obispo Armengual, dispuesto entre una abundante decoración de roleos y frutas. Flanquean el conjunto dos pilastras lisas, cuya superficie es desbordada por los baquetones interiores. Sobre una cornisa de movidas líneas se dispone el segundo cuerpo dispuesto con una hornacina central que alberga la imagen de mármol del santo titular, coronada por dos roleos colocados a modo de frontón partido entre los que se desarrollan dos remates decorativos que, aunque interpretados en forma dieciochesca, evocan motivos manieristas. Dos cañones ubicados a los lados para proteger la portada 7y un tercero situado en la confluencia de las fachadas, constituyen el testimonio más antiguo de la utilización de estas piezas, características en el contexto urbano de Cádiz. En 1927 se colocó en el lateral derecho de la fachada un retablo cerámico realizado en Talavera de la Reina por el ceramista Juan Ruiz de Luna, siguiendo la técnica de la cuerda seca, de 1,62 x 2,77 m. En él se representan los titulares de la cofradía de Afligidos enmarcados por motivos de inspiración plateresca. En el lateral izquierdo de la portada se dispuso años más tarde otro retablo que representa a Jesús de las Penas, realizado hacia 1960 en la fábrica de cerámica trianera de Ramos Rejano, de 1,62 x 2,77 m. También una hornacina situada a la derecha de la fachada principal, alberga la imagen de candelero de la Virgen de los Dolores realizada en 1729 por José Montes de Oca.
La portada lateral presenta un doble baquetón mixtilíneo en torno al vano, rematado por un pináculo. Su emplazamiento actual, a la altura del tercer tramo del lado del Evangelio, no es el originario, pues en 1739 fue situada en este lugar al serle adjudicado a la archicofradía del Pilar el cuarto tramo para la construcción de su capilla, lugar donde se abría la primitiva portada. La torre se eleva sobre la confluencia de las dos fachadas. Su planta es octogonal y consta de un cuerpo de campanas sustentado por columnas dóricas entre las que alternan vanos de medio punto, ciegos y abiertos. Un chapitel piramidal cubierto de azulejos policromos valencianos sirve de remate. En cada uno de los paños se disponen motivos alusivos al templo enmarcados por cenefas.

 

viernes, 24 de mayo de 2013

Iglesia de San Pablo




La iglesia de la Conversión de San Pablo, conocida como iglesia de San Pablo, de la ciudad de Cádiz (Andalucía, España) es un templo católico del siglo XVII que fue reconstruido en estilo neoclásico a finales del siglo XVIII.
Se construye en el año 1678, a primeros de septiembre, simultáneamente con la "Casa de Mujeres Arrepentidas", Casa de recogidas de Cádiz, gracias a una donación de Jacinta Martínez de Susalaga, siendo Obispo Juan de Isla (1677 - 1680).
Su actual diseño neoclásico responde a la reconstrucción llevada a cabo en 1787 por Torcuato Benjumeda. Esta es motivada por la estrechez de la Iglesia por lo que se plantea realizar una reforma para poder ubicarse forma definitiva y poder dar el culto debido a las imágenes la “Archicofradía de Penitencia de Nuestro Padre Jesús del Ecce-Homo, María Santísima de las Angustias y San Juan Evangelista” por un lado y la “Hermandad de Nuestra Señora del Sagrario de Toledo y su Compatrono el Señor San José” por otro.
Impulsadas por el “Señor D. Joseph Escalzo y Miguel Dignísimo Obispo de esta Diócesis” se realiza entre 1787 y 1789 por “acuerdo y a expensas” de ambas Hermandades, según consta en la correspondiente escritura con fecha 5 de octubre de 1789: “…adquiridas a las principales expensas de la dha. Cofradía de Penitencia del SSmo. Christo del Ecce Homo, en que igualmente ha intervenido la Citada del SSmo. Rosario de nuestra Señora del Sagrario; cuyos respectivos cofrades han concurrido a tan Santo objeto con sus propios caudales y no pocas limosnas que con su industria e incesante trabajo han recolectado entre los demás Fieles…”.
Tiene planta rectangular con una sola nave y atrio, la cabecera es cóncava y dos coros superpuestos se sitúan en alto sobre el atrio. Está dividida en tres tramos por medio de pilastras dóricas sobre las que corre un entablamento cuyo friso se decora con triglifos y la cubierta es de medio cañón con arcos tajones, con vanos en la actualidad ciegos, elevándose una cúpula semiesférica sobre pechinas ante el presbiterio, con varios vanos que permiten la iluminación. La fachada es dórica y se compone de dos cuerpos, enmarcado por pilastras el primero y rematado por un frontón triangular el segundo, Sobre el vano de acceso hay un relieve de mármol blanco que representa la Conversión de Pablo, obra enmarcable en la escuela genovesa de fines del siglo XVII, aunque también se atribuye a Cosme Velázquez. Los retablos responden al momento de la reforma neoclásica, todos ellos fueron realizados en mármoles de colores, salvo uno de los laterales que es de madera, de lo que resulta un armonioso conjunto entre los distintos elementos arquitectónicos.
El retablo mayor, construido en Génova según diseño del valenciano Manuel Tolsá en 1791, fue aprobado por la Academia de Bellas Artes de Cádiz, en junta celebrada el 18 de febrero de este año y se compone de un solo cuerpo flanqueado por columnas corintias de fuste estriado y rematado por frontón curvo al que se superpone un ático. Sobre el templete-manifestador se levanta la hornacina principal que alberga al Cristo del Ecce-Homo, Titular de la Real y Venerable Archicofradía de Penitencia de Nuestro Padre Jesús del Ecce-Homo, María Santísima de las Angustias y San Juan Evangelista [1]imagen de madera policromada atribuido al escultor José Montes de Oca y fechable hacia 1730. La corona de espinas, es moderna, y fue tallada por José Miguel Sánchez Peña en la restauración del que fue autor en 1986. En el ático se encuentra una imagen barroca del Santo Titular del templo, también de madera policromada.
Sobre las puertas laterales de acceso a las dependencias hay dos lienzos que representan las lágrimas de San Pedro y la Magdalena penitente, pertenecen a la escuela pictórica gaditana del neoclásico y están firmados por J. García en 1808. Junto al retablo mayor, sobre un pedestal, se encontraba una talla de la Inmaculada Concepción realizada por José Montes de Oca en 1719, que hoy (2007) se sitúa en la mesa del retablo principal. Los ángeles lampareros que flanquean el presbiterio son tallas atribuibles al mismo autor que proceden de la desaparecida capilla de la V.O.T. (Venerable Orden Tercera) de los Descalzos.
El resto de los retablos de esta iglesia fue diseñado por Torcuato Benjumeda. El situado en el primer tramo del lado del Evangelio fue encargado por la Hermandad de la Virgen del Sagrario de Toledo de Cádiz y fue aprobado por la Academia de Bellas Artes el 18 de diciembre de 1795. Alberga en su hornacina la imagen de la titular, talla de candelero de mediados del siglo XVIII, flanqueada por las de San Joaquín y Santa Ana de igual cronología. El ático está ocupado por un lienzo que representa a la Trinidad, atribuido como el resto de las pinturas que decoran los retablos de esta iglesia, a Francisco Javier Riedmayer, pintor alemán afincado en Cádiz.
El segundo retablo es de cronología similar al anterior y está presidido por la imagen dieciochesca de candelero de San José, en el banco hay un lienzo que representa el tránsito de San José y en el ático otro con la Imposición del collar a Santa Teresa.
En el atrio se situaba un crucificado de escuela genovesa de madera policromada, obra de mediados del siglo XVIII, perteneciente a la Hermandad de la Virgen del Sagrario de Toledo, que muy recientemente (2007) ha pasado a ocupar un sitio junto a la puerta de la sacristía.
Del lado de la Epístola el último retablo es de madera policromada y está ocupado por una imagen contemporánea del Corazón de María y un lienzo que representa a San Luis Gonzaga en el ático.
A continuación se dispone el retablo dedicado a San Juan Evangelista, talla de candelero de mediados del siglo XVIII, ocupando el ático un lienzo que representa a San Juan Nepomuceno.
El último retablo de este lado se dedica a la Virgen de las Angustias, dolorosa de candelero del siglo XVIII, de escuela neoclásica, atribuida a José Fernández Guerrero. Estas dos últimas esfigies son también Titulares de la Archicofradía antes mencionada.En la pintura del ático figura el camino del Calvario, Inmediato a este retablo se encuentra un relieve barroco en madera policromada que representa la Encarnación, obra sevillana del siglo XVIII. Ambos retablos fueron realizados en 1804, también con mármoles de colores. Estos dos retablos fueron realizados en 1804 por la Archicofradía, tras un periodo de nueve años en que no se pudieron acometer por imposibilidad económica de afrontarlo.


jueves, 23 de mayo de 2013

Iglesia del Rosario




Sus orígenes se remontan a una primitiva ermita que existió en su solar en el siglo XVI.

En el año 1557,  doce virtuosas mujeres acudieron al Obispo Don García de Haro, exponiéndole sus deseos de vivir en la paz del claustro. Esta idea fue acogida favorablemente y el prelado entregó algunas limosnas para dar comienzo a la santa empresa. Las referidas mujeres solicitaron amparo de las personas pudientes, y fue una noble dama de nacionalidad portuguesa, la que dio algunas cosas de su propiedad, situadas en la calle de los Herreros (Rosario), en las que se edificó un modesto oratorio en dicho año.

En esta casa permanecieron las religiosas hasta 1593, que fue precisamente cuando esta ermita fue declarada auxiliar de la parroquia de Santa Cruz.

Por este tiempo se trasladó desde la iglesia de San Juan de Dios a esta ermita una cofradía, integrada por la numerosa colonia de negros que residía en la ciudad, que era la de los Morenos, que rendían culto a Nuestra Señora del Rosario, de cuyo titular tomó nombre dicha iglesia, así como la calle. La cofradía de los Hermanos Morenos del Rosario de Cádiz, es una de las más antiguas de su género.

En 1636 fue trasladada la imagen de Nuestra Señora del Rosario a la iglesia de los Padres Dominicos.
En 1787 fue declarada Parroquia siendo Obispo Don José Escalzo y Miguel, pudiéndose administrar a partir de este momento en ella el sacramento del Bautismo.

Arquitectura.

La Iglesia de Nuestra Señora del Rosario, pertenece al orden dórico.  Sufrió varias reformas, siendo las más importantes, la reconstrucción de principios del siglo XVIII y la efectuada por Torcuato Benjumeda a finales del mismo siglo. En la última, bajo el patrocinio del Marqués de Valde-Iñogo y del Conde de Reparaz, se amplio con dos naves laterales, dándole su actual fisonomía neoclásica.

Interior.

Tiene planta de cruz latina con tres naves. La nave principal, con bóveda de cañón con lunatos, decorada con figuras geométricas, se divide en cuatro tramos por pilastras toscaza.
Los brazos laterales del crucero, y las naves menores se cubren con bóvedas vaidas, alternándose las decoradas con molduras cuadradas y las que llevan un casquete circular.

En la nave central se sitúa el púlpito, realizado en mármol del siglo XVIII, con tornavoz y escalera rococó en madera tallada.

Retablos.

Presenta un interesante conjunto de retablos neoclásico, realizados en mármoles de colores, proyectados por Benjumeda con la colaboración escultórica de Cosme Velázquez. El retablo mayor alberga en su hornacina central la imagen de la Virgen del Rosario, realizada a finales del XVIII; a sus lados se sitúan las de San Servando y San Germán, atribuidas a Francisco de Villegas. En los muros laterales hay dos lienzos realizados por Juan de Herrera, que representa la Trinidad y la entrega de la casulla de San Ildefonso.

El retablo del lado izquierdo tiene una imagen dieciochesca de San José. El primer retablo es del Crucificado de las Misericordias, de la escuela genovesa del siglo XVIII, y sus lados San Francisco de Borja y San Luís Gonzaga. A continuación la imagen de la Virgen de los Ángeles, atribuida a Benito de Hita del Castillo, y policromada por Francisco María Mortola, a ambos lados San Francisco de Asís y Santo Domingo de Guzmán, y a continuación el grupo barroco que representa a San Joaquín, Santa Ana y la Virgen Niña.

En la nave de la derecha un retablo con la imagen de San Cayetano; a continuación un San Antonio Neoclásico, con San Ramón Nonato y San Francisco de Paula. El siguiente retablo lo preside una dolorosa dieciochesca y a sus lados San Nicolás de Bari y San Vicente Ferrer. El cuarto retablo dedicado por los navarros a San Fermín, imagen neoclásica flanqueada por San Ignacio de Loyola y San Francisco Javier.

La iglesia cuenta con un rico conjunto de piezas de arte suntuarias, tanto de bordados como orfebrería. Entre ellas destacan las vestiduras de las vírgenes del Rosario y de los Dolores; los blandones de plata de la capilla de San José; los jarrones y ramos de plata del altar mayor, así como un copón y cáliz de estilo imperio.

La fachada.

La fachada se articula mediante cuatro pilastras jónicas; el cuerpo central tiene ático rematado por frontón curvo que alberga hornacinas con las imágenes de la Virgen del
Rosario, San Pedro y San Pablo, realizadas en mármol, al igual que el resto de la portada. Flanquean esta fachada dos torres, con cuerpo de campana de planta cuadrada, que llevan columnas jónicas adosadas a las esquinas y rematadas por un chapitel bulboso.

Uno de los sacerdotes que más se preocupó por esta parroquia fue Don Manuel Roldan Ramos, que estuvo destinado en ella de 1863 a 1897; gracias a él recobraron gran suntuosidad los actos religiosos que se celebraron en la misma durante esos 34 años. También realizó diversas reformas en el templo y adquirió los ornamentos y vasos consagrados para el culto del mismo, con las limosnas que solicitaba para tal fin a los fieles, invirtiendo en ello más de 32.000 pesetas, cantidad muy considerable en aquel tiempo.

lunes, 20 de mayo de 2013

Iglesia de la Palma





La Iglesia de la Palma de Cádiz, al igual que otras de esta ciudad, se asocia a la figura del misionero capuchino fray Pablo de Cádiz, religioso devoto de la Virgen María que tuvo a bien fomentar los rosarios públicos, a los que dotaba de una peculiar organización que los hacía similar a una cofradía. Así, fundó en esta ciudad un total de quince Compañías del Rosario repartidas por diferentes iglesias, hospitales o ermitas. Y para fijar una sede a la del Ave María, formada por devotos del Barrio de La Viña se levanta una capilla entre los años 1693 y 1696.
Esa capilla sufre grandes daños a causa de un incendio en el año 1754, y como consecuencia de ello se procede a la construcción de la iglesia actual, cuya construcción se termina en 1768, siendo bendecida por el entonces obispo de la ciudad, fray Tomás del Valle.
La fachada está dividida en dos cuerpos con pilastras y baquetones mixtilíneos. La única torre es de planta cuadrada, rematada con un chapitel cubierto con cerámica vidriada.

La escultura de la Virgen de la Palma es una representación de la Inmaculada Concepción, de estilo barroco del siglo XVII. Esta imagen junto con otras del siglo XVIII se venera en el retablo mayor, realizado en el siglo XIX y de estelo neoclásico.





sábado, 18 de mayo de 2013

Iglesia de San Antonio



 Esta iglesia tiene sus orígenes en una ermita que existía en el mismo lugar antaño denominado Campo de la Jara. El edificio actual es de mediados del siglo XVII, aunque ha sufrido diversas reformas en épocas posteriores siendo la de mayor entidad la llevada a cabo a mediados del siglo XIX.
La fachada principal tiene una portada barroca de piedra arenisca dividida en dos cuerpos, sustentado por columnas corintias el primero y salomónicas el segundo, donde se abre una hornacina con imagen de San Antonio en mármol. Una profusa decoración complementa su estructura que es obra original del barroco gaditano. Es de gran vistosidad esta fachada por las dos altas torres que la enmarcan, correspondientes a la reforma de 1858, si bien el último cuerpo de éstas fue realizado a mediados del siglo XX.
Es una de las pocas iglesias gaditanas erigidas en una plaza, que lleva su mismo nombre, donde el gran espacio ante el templo hace que se pueda contemplar sin obstáculo ninguno.
El retablo mayor realizado en madera policromada imitando mármoles, es obra neoclásica del arquitecto Manuel García del Alamo (1813-1888). Se admira la bella escultura de la Virgen del Patrocinio, así como las de San Antonio de Padua y San Francisco de Paula. Tiene también otros retablos de los siglos XVII y XVIII, además de diversas piezas de obras artísticas de escultura, pintura y orfebrería.
Posee este templo, de severa arquitectura interior, muy buenas imágenes repartidas por los diversos retablos que lo decoran.





miércoles, 15 de mayo de 2013

Iglesia del Carmen





Templo barroco, obra del arquitecto José Bolaños, fue construido a mediados del siglo XVIII, obra comenzada en 1743 y bendecida en 1762.
Perteneciente a la orden de los religiosos carmelitas descalzos, se  trata  de una Iglesia con planta de cruz latina, de esbelta fachada, de la que sobresalen dos espadañas o campanarios de gran riqueza decorativa articulados por pilares y cornisa, ésta se concentra en la portada de mármol, con dos cuerpos de columnas de orden jónico y guirnaldas de flores.
La nave central es más alta que las laterales que están configuradas por numerosas capillas de patronato. La nave principal se cubre con bóveda de cañón y en el crucero hay una cúpula gallonada sobre pechinas.
Sus retablos son de madera sobredorada de estilo rococó entre ellos sobresale el retablo de la capilla mayor, del siglo XVIII, con tres calles y cuerpos. En el retablo central se venera, bajo un baldaquíno,  la imagen de la Virgen del Carmen, muy vinculada a la religiosidad popular gaditana como protectora de las gentes del mar; y en el año 1812 fue el lugar donde se celebró el solemne Te  Deum en acción de gracias por la feliz conclusión del texto Constitucional.

martes, 14 de mayo de 2013

Iglesia de San Francisco




Esta iglesia, de estilo Barroco, forma parte del convento de San Francisco fundado en 1566. En el siglo XVII es reedificada y en el XVIII se le realiza una reforma importante, bajo la dirección de José Francisco Bodarco, que le confiere su fisonomía actual. De su apariencia primitiva sólo se conserva la capilla de bóveda esquilfada que da a la puerta lateral y la capilla de la Virgen de la Paz.
Este templo es de planta rectangular con una sola nave y capillas laterales. Destaca su Retablo Mayor de finales del XVIII, obra de Gonzalo Pomar de estilo Rococó y el Crucificado de la Veracruz traido a la ciudad desde Napoles en 1733.
En el exterior, destacar la torre fechada en 1699 y el cimborrio del siglo XVIII que corona la capilla mayor.
La Iglesia de San Francisco se encuentra en el centro de la ciudad, en la plaza del mismo nombre.

domingo, 12 de mayo de 2013

Iglesia de San Agustín





La Iglesia de San Agustín de Cádiz forma parte del antiguo Convento de San Agustín, del que en la actualidad sólo se conservan el claustro, junto con algunas dependencias, y esta iglesia, situada en esquina hacia la mitad de la popular Calle de San Francisco.
Las obras de este conjunto religioso comenzaron en 1617, y se finalizaron treinta años después, en 1647.
Es este un templo compuesto por tres naves con amplio crucero cubierto con cúpula sobre pechinas, que cuenta con capillas adosadas fundadas por conocidas familias de comerciantes gaditanos.
Exteriormente destaca su portada de mármol realizada en el año 1647 en estilo manierista. Se trata de una magnífica portada en dos cuerpos de altura, donde el inferior presenta una amplia puerta adintelada flanqueada por parejas de pilastras cajeadas sobre pedestal único que soportan un entablamento corrido que sirve de arranque para el segundo cuerpo. Éste queda formado por un frontón curvo partido en cuyo centro se alza un pequeño retablo centrado por la imagen de su titular, San Agustín, alojado en una hornacina avenerada. Una serie de bellos elementos decorativos, donde destacan los altos pináculos piramidales, se despliegan por la superficie de esta portada, una de las más conseguidas de la arquitectura manierista en Cádiz.
En el interior cuenta con un Retablo Mayor de estilo neoclásico, obra del arquitecto Pedro Ángel Albizu, con imágenes del siglo XVII y pinturas de Domingo Álvarez. Posee además importantísimas imágenes procesionales, como son el Cristo de la Buena Muerte, atribuido por algunos autores a Martínez Montañés y por otros a Alonso Cano, y el Cristo de la Humildad y Paciencia, obra de Jacinto Pimentel.
El amplio claustro del convento contiguo a la iglesia pertenecía hasta hace poco tiempo al Instituto de Enseñanza Nuestra Señora del Rosario, y presenta similares características estilísticas que aquella, con cuatro importantes pórticos de columnas de mármol de orden toscano, con cuerpos superiores de huecos adintelados a modo de balcones.

sábado, 11 de mayo de 2013


Convento de Santa María


El Convento de Santa María, que mezcla los estilos barroco y manierista, data del siglo XVII. Ha sido la sede canónica de la Hermandad del Nazareno de forma ininterrumpida desde 1.616, cuando se trasladó allí desde la Iglesia de la Misericordia. La Cofradía posee Capilla propia anexa a la Iglesia Conventual.
La antigua Ermita de Santa María fue la semilla del barrio homónimo, que comenzó a crecer alrededor de la misma. Pocos datos se conocen de esta primitiva construcción, donde solicitaron establecerse las franciscanas concepcionistas en 1.527, convirtiéndose así Santa María en el primer Convento fundado en la ciudad.
Santa María sufrió las consecuencias del asalto anglo-holandés acontecido en 1.596, quedando el edificio gravemente afectado, siendo necesaria su reconstrucción. Las obras comenzaron en los inicios del siglo XVII, fecha de la que datan la mayor parte de los elementos que componen el conjunto del actual Convento.
La portada de la Iglesia de Santa María es obra de Alonso de Vandelvira y fue construida en 1.617. Está compuesta por dos cuerpos, el primero de ellos dividido en tres calles, albergando en su zona central la puerta de entrada. A ambos lados se disponen sendas hornacinas, estando separados todos estos elementos por columnas toscanas. El cuerpo superior alberga tres hornacinas, siendo la central de mayor tamaño que las laterales, estando rematado el conjunto por un frontón triangular.
La torre conventual, obra de Juan Parcero construida en 1.760, se compone por un primer cuerpo cuadrado del que sobresalen cuatro balcones cerrados, uno en cada cara. Sobre el mismo se alza un segundo cuerpo octogonal coronado por un chapitel cubierto con azulejos dieciochescos que dibujan cruces azules sobre fondo blanco.
El interior de la Iglesia de Santa María ha sufrido varias ampliaciones y modificaciones a lo largo de su historia. En los comienzos del siglo XVII Luis Ramírez levantó una primera Iglesia que se correspondería con la actual nave y el coro. El 4 de agosto de 1.616 se firmó el protocolo notarial por el que la Cofradía de Jesús Nazareno establecía su sede en el Convento, lo que supuso un importante impulso para la configuración del Templo tal como hoy lo conocemos. Así, ese mismo año se ampliaron las naves siguiendo las trazas diseñadas por el maestro Alonso de Vandelvira y dando como resultado la Iglesia con planta de cruz latina que hoy podemos ver. Dicha ampliación también tuvo como fruto la construcción de la Capilla de Jesús Nazareno.
El retablo mayor de la Iglesia data de 1.765 y es una sobresaliente obra efectuada en madera dorada realizada por José Benítez Melón. Las tallas de dicho retablo son obras sevillanas del siglo XVIII procedentes del desaparecido Convento de los Descalzos de nuestra ciudad, a excepción del relieve del ático que sí fue elaborado expresamente para la Iglesia de Santa María.

La iglesia cuenta asimismo con otros retablos y elementos de interés. Como ejemplo de lo anterior destacaremos el púlpito, elaborado en mármol en tonos rojizos, y el aguamanil realizado en el siglo XVIII por Cayetano de Acosta que se encuentra situado en la sacristía del convento.
El claustro del convento de Santa María fue levantado en 1.631, siendo obra de Gabriel del Valle y Juan de Cuadros. Su parte inferior se encuentra estructurado en arcos de medio punto que se sustentan por columnas toscanas. La parte alta cuenta con vanos rectangulares en forma de balcón.

Nuestras queridas monjas concepcionistras franciscanas conviven con la Hermandad del Nazareno desde la llegada de nuestra Cofradía al Convento en 1.616. Casi cuatro siglos compartiendo momentos de alegría, y también tristeza, que se traducen en casi cuatrocientos años de convivencia que deben servirnos para valorar el ejemplo que a través de sus vidas de recogimiento y sus corazones bondadosos dan a una sociedad necesitada de los valores que ellas nos enseñan. Por su buena vecindad, por sus atenciones, por su entrega, por su cariño hacia nuestros Sagrados Titulares, por su callada labor, por tantas cosas… desde esta tribuna queremos transmitirles nuestro más sincero agradecimiento y nuestro deseo de que pronto regresen a ésta su Casa.