domingo, 30 de diciembre de 2012

Ateneo de Cádiz. Sus presidentes. D. Juan Ceballos Gómez



 

 
(Cádiz, 1817 - Cádiz, 1874)
Presidente del Ateneo de Cádiz de 1862 a 18
 
Juan Ceballos nace en Cádiz en el año 1817 en el seno de una modesta familia. Cursa estudios de Medicina y desde 1844 es Catedrático de la Facultad de Medicina de Cádiz. Lo será de Historia Natural y de Medicina Operatoria.

Dirige la Revista de Ciencias Médicas que se establecerá en la Plaza de San Antonio y, posteriormente, en la calle de la Bomba Nueva (hoy, Ceballos).

El doctor Ceballos tuvo un papel destacado en la lucha contra la epidemia del cólera de 1854, así como, en la atención de los soldados heridos en la Guerra de África de 1859. El gobierno le recompensó con la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica. Es de destacar en esta reseña de su vida que el doctor Ceballos fue uno de los pioneros en España en el uso de anestésicos y, por supuesto, el primero en utilizarlos en Cádiz.

Juan Ceballos falleció el 4 de Diciembre de 1874 y a los cinco días de su muerte el Ayuntamiento decidió cambiar el nombre de la calle sede de la Revista Médica por Calle del Doctor Ceballos.

Unos años antes, en 1868, Federico Joly había adquirido la Revista Médica imprimiéndose allí el Diario de Cádiz fundado un año antes.

 

jueves, 27 de diciembre de 2012

Baluartes y Murallas de Cádiz




A partir del siglo XVII la fortificación se empezó a considerar en Cádiz un objetivo vital, por lo que baluartes, murallas y castillos de carácter defensivo, proliferaron en la ciudad en aquella época. Estos elementos urbanos harían que el resto de España considerase, durante los siglos siguientes, a Cádiz como una fortaleza de primer orden.
La reedificación de Cádiz se inició en torno al año 1598, bajo la dirección de Cristóbal de Rojas. En esa época se construyeron los principales castillos (Santa Catalina, San Sebastián, Puntales) y se redactaron los proyectos de las primeras fortificaciones. Pero, aunque las murallas iniciales se encargaron de proteger concretamente el núcleo poblacional de la ciudad, los acontecimientos históricos harían que pronto Cádiz tuviese que protegerse frente a cualquier intento de invasión extranjera. Uno de los hechos que impulsó ese cambio estratégico fue el traslado de la Casa de Contratación de Indias de Sevilla a Cádiz en el año 1717. Más tarde la invasión francesa, durante la Guerra de la Independencia, haría que se reforzasen estas barreras al objeto de hacer de Cádiz una ciudad hermética. Este carácter la llevaría a ser escogida, más tarde, sede de las reuniones de las Cortes Constituyentes.
Ejemplo de estas obras de fortificación son los baluartes, de los que aún hoy quedan muestras en la ciudad de Cádiz. Comenzando por la zona oeste de la ciudad encontramos primero el Baluarte de San Carlos, que, con el fin de proteger la entrada a puerto, fue construido en 1784 por el ingeniero militar Antonio Hurtado. Este baluarte contenía 55 bóvedas y podía albergar hasta 90 piezas de artillería. Al estar finalizada la obra se levantó sin permiso del gobernador Conde O´Reilly el actual barrio de San Carlos. Desde este baluarte arrancaba toda la zona oeste del cinturón amurado, constituido por diversos tramos dominados por baluartes.
Con la misma intención de protección de entrada al puerto y al frente noroeste de la ciudad, se construyó también el baluarte de la Candelaria, que se encuentra situado en frente de la iglesia del Carmen. Fue construido en 1672 por orden del gobernador de la época, Diego Caballero de Illescas.
También en el año 1672 se construyó el baluarte de la Soledad o de La Bomba, que se encuentra ubicado en el Parque Genovés, entre los baluartes de La Candelaria y de Bonete.
Éste último, fue construido en 1572 y se encuentra situado delante de lo que actualmente es el Hotel Atlántico.
Los baluartes de San Pedro y San Pablo, que en 1672 se transformarían en murallas, flanquean la playa de La Caleta y fueron, junto al de la Candelaria, los puntos desde los que se ocasionó más daño a la Armada inglesa del Conde de Essex en la invasión de Cádiz en 1556.
Más al norte, se encuentran tres baluartes que datan del año 1672, el baluarte del Orejón, ubicado justamente en la Puerta de la Caleta, el baluarte de los Mártires, al sur de la playa de la Caleta (entre las avenidas Duque de Nájera y Campo del Sur) y el baluarte de Capuchinos, situado frente al Convento de Capuchinos.
Formando una línea irregular se encuentran los cuatro vestigios más exteriores de la ciudad fortificada de Cádiz. Junto a Puerta Tierra, los baluartes de San Roque y Santa Elena fueron construidos en el año 1594 y estaban unidos por un lienzo de muralla con la puerta de la ciudad y el pesado torreón defensivo que hay sobre ella. Este conjunto conformaba el denominado Frente de Tierra, conocido comúnmente como Puerta Tierra, o baluarte de Puerta Tierra, que separaba la ciudad histórica del resto. Este Frente permaneció intacto hasta que en la década de los cuarenta del siglo pasado fue horadado por dos amplios arcos que permitían la comunicación viaria con la tercera zona de expansión de la ciudad. Con el mismo fin se derribó parte del baluarte de San Roque. Rematando esta línea se encuentra el Baluarte de Santiago (Muralla de Los Negros). Se construyó en el año 1775 y en él se encontraban artilladas 6 piezas que apuntaban a la entrada de la Bahía. En la actualidad dicha muralla se encuentra situada junto a la estación de ferrocarril.
Además de los baluartes otros elementos defensivos de Cádiz fueron las baterías, por ejemplo la de San Felipe, situada al oeste de la ciudad, justo antes del Baluarte de San Carlos, o las murallas. Aún hoy se conservan las murallas de San Rafael y San Miguel, situadas en el Campo del Sur, que eran conocidas como las “murallas del Vendaval”. Debido a los continuos temporales sufrieron varios derrumbes, por lo que tuvieron que ser reconstruidas varias veces, primero en 1719 y definitivamente en el siglo XIX.
Otra muralla de la que aún se conserva algún vestigio es la Muralla Medieval de Cádiz, cuyos restos más visibles se encuentran cerca de la plaza de San Juan de Dios.

Ateneo de Cádiz. Sus presidentes


1. D. MIGUEL AYLLÓN ALTOLAGUIRRE

(Gibraltar, 1824 - 1885/86?)
Presidente del Ateneo de Cádiz de julio de 1858 a 1862
Licenciado en Derecho en 1846, llega a nuestra ciudad a finales de 1857. Forma parte de la directiva que funda el Ateneo el 15 de julio de 1858 siendo Miguel Ayllón Altolaguirre nace en Gibraltar en la primavera de 1824, hijo de don Mateo Miguel Ayllón Alonso, diputado en las Cortes Extraordinarias que se encontraban en el Peñón, y de la sevillana doña María Concepción Altolaguirre.
elegido como Presidente. La sede del Ateneo se sitúa en la calle Arbolí, nº5. Ese mismo verano crea el semanario Ateneo de Cádiz, Científico, Artístico y Literario, publicación que se editará hasta octubre de 1860.
Don Miguel se había abierto paso en la administración local: desde 1859 era vocal de la Comisión Permanente de Estadística de la Provincia y, desde el año siguiente, Regidor-Síndico del Ayuntamiento Constitucional presidido por Juan Valverde. Desde 1860 perteneció a la Sociedad Económica Gaditana de Amigos del País.
A finales de 1859 el Ateneo de Cádiz sufraga la Medalla de Oro para premiar un acto de heroísmo y piedad que se produjera en la Guerra de África. Se le concede a Francisco López Conejero. Miguel Ayllón publica “El héroe de Anghera” (Imprenta Revista Médica, 1860).
Abandona Cádiz en el año 1865. En este tiempo Miguel había venido librando una incesante lucha contra la apatía de una ciudad languideciente.
Los siguientes años los pasa entre Zaragoza y Madrid militando en el republicanismo democrático federal publicando varias obras de carácter jurídico, entre ellas destaca el “Proyecto de Constitución democrático-federal de la República española (1875)”.
Bibliografía:                              
  • "Los Ayllón Altolaguirre. Maneras de ser jurista en la España decimonónica." Jesús Vallejo, Universidad de Sevilla.

jueves, 20 de diciembre de 2012

Fundación de Cádiz

Hablar de la historia de la ciudad de Cádiz puede llevarnos muchas palabras ya que, por dar solo un dato, la Tacita de Plata es considerada la ciudad más antigua de Occidente.
Desde el nacimiento de Cádiz hasta ahora, han llovido muchos acontecimientos históricos, muchos de ellos de gran relevancia.

Se han hayado restos del período calcolítico, lo cual pone de manifiesto la presencia humana en la zona desde la prehistoria. La ciudad de Cádiz fue fundada por los fenicios alla por el año 1.100 a.C, quienes les dieron el nombre de Gadir. Dado el caracter mercantil de este pueblo, para construir sus ciudades, siempre buscaban lugares en la costa, como pequeñas islas, con localización estratégica. Gadir se conviertió en un importante puerto mercantil dedicado al comercio de materias primas como el estaño, la plata o el ámbar.

La ciudad alcanza una gran prosperidad en la época romana. No en vano, Julio César le concede el tíulo de civitas federata al Senado romano. Sus habitantes obtienen la ciudadanía romana. Además, otra prueba de esa prosperidad es el legado romano que ha quedado tanto en la ciudad como en toda la provincia. Gades, nombre que dieron los romanos a la ciudad, aparece citada en una gran cantidad de escritos de la época. En muchos de ellos, se cuenta la existencia del templo de Melkart-Hercules, que gozaba de gran importancia en la antiguedad. De dicho período aun podemos disfrutar de algunas construcciones, como el teatro romano que se encuentra en el barrio del Pópulo. En la última etapa del Imperio Romano comenzó la decadencia de la ciudad, que continuó hasta el final de la Edad Media

La ciudad fue reconquistada en el año 1260 por Alfonso X el Sabio, quien mandó construir la catedral vieja, Iglesia de Santa Cruz, donde dijo que quería ser enterrado (esto lo dijo tambien de otros de lugares de la geografía española) La ciudad de aquela época coincide con el actual barrio del Pópulo, donde aun se conserva parte de la antigua muralla mediaval. A partir del siglo XV, el número de habitantes había crecido considerablemente, por lo que la ciudad fue extendiéndose fuera del recinto amurallado.
En 1596 se produjo el ataque anglo-holandés a Cádiz a manos de la flota capitaneada por el Conde de Essex. Durante el ataque hicieron estragos en la ciudad; quemaron una gran cantidad de edificios, entre ellos la Catedral vieja, que ardio casi por completo, ya que su cubierta era de madera. Se llevaron las campanas y cualquier cosa valiosa que fueron encontrando a su paso. Tras el asalto, la ciudad quedó devastada y el principal objetivo que se planteó, fue el de reforzar el sistema defensivo ya que había quedado de manifiesto que las antiguas murallas ya no podían proteger a la ciudad, debido a su actual estructura y dimensiones.
A partir del siglo XVII, fue cuando la ciudad experimentó un gran desarrollo debido, una vez mas, a su situación estratégica, ideal para el comercio con el Nuevo Mundo. Tanto es así que dos de los históricos viajes de Cristóbal Colón hacia América tomaron salida desde aquí. Inicialmente, el control de todo el comercio con el Nuevo Mundo se llevaba desde Sevilla, pero en 1717 la Casa de la Contratación se trasladó a Cádiz, lo cual suposo el despegue definitivo de la ciudad, que se dio en llamar El Siglo de Oro Gaditano. En esta época, la ciudad experimentó un rápido crecimiento económico y demográfico. A este período pertenencen uno de los elementos arquitectónicos más representativos de la ciudad, incluso hoy día: las torres miradores, desde donde se controlaba la llegada de los barcos cargados de mercancias. En 1789 nace en Cádiz la Academia de Nobles Artes, lo cual supone un nuevo impulso en la arquitectura gaditana.

Con la ampliación en el número de puertos que podían comerciar con las Indias, Cádiz comienza su marcha atrás decadente, suprimiéndose el comercio con las Indias en 1790. A esta pérdida de hegemonía en el comercio, habrá que sumarle también las guerras hispano-británicas, que tuvieron en ocasiones a Cádiz como escenario. Sin ir más lejos, la batalla de Trafalgar, en 1805, uno de los acontecimientos bélicos más importantes de la bahía de Cádiz.

Pero, sin duda, el hecho más importante que acontece en Cádiz es reunión de las Cortes Generales en el Oratorio de San Felipe Neri, que llevó a la promulgación de la Constitución de 1812, la primera constitución española, popularmente conocida como "La Pepa".
Esto se produjo durante el asedio francés a la ciudad, que duró dos años y medio. De esa época es el origen de la famosa letra del tanguillo de Carnaval "Con las bombas que tiran los fanfarrones, se hacen las gaditanas tirabuzones". Aún en la actualidad, Cádiz mantiene su espíritu liberal y permanece como una ciudad viva y abierta.