jueves, 31 de enero de 2013

La Tía Norica



La Tía Norica de Cádiz, es una tradición de marionetas que cuenta con más de 200 años de antigüedad. Las últimas investigaciones dan fe de su existencia hacia el año 1790 y, desde entonces, ha formado parte sustancial de la cultura y la historia del pueblo gaditano. Siendo una expresión popular muy arraigada e históricamente limitada a la propia ciudad de Cádiz, su fama ha trascendido a todo el mundo, siendo conocida en los rincones más insospechados del planeta.
Esta tradición formó parte de la vida ciudadana de Cádiz hasta su parcial desaparición aproximadamente en 1959. No obstante, perduró en la memoria colectiva de los gaditanos. Su larga historia y el interés que supone su originalidad como expresión teatral, ya que está considerado como uno de los hechos dramáticos más antiguos del continente europeo, dio pie a la recuperación de su legado, el cual se halla expuesto en el Museo de Cádiz.
Significando este hecho un reconocimiento a su importancia dentro de la cultura popular, la Fundación Municipal de Cultura del Excmo. Ayuntamiento de Cádiz creó en 1984 una nueva compañía que, de la mano de antiguos titiriteros, sentaron los cimientos del actual Teatro de “La Tía Norica”. Desde entonces, se han recuperado y creado distintos espectáculos respetando sus genuinas técnicas y repertorio tradicional, en combinación con nuevas formas teatrales. Así, espectáculos como: "Autos de Navidad"; “Batillo Cicerone, Pimpi de Cái”; “La Tía Norica: El Sainete...”; “El Sueño...” y “El Retablo de Maese Pedro”, entre otros, han sido actualizados guardando fidelidad a la antigua tradición y conservando la idiosincrasia del títere gaditano.
La labor del Teatro de “La Tía Norica”, ha sido reconocida con la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes y, en la actualidad, está en proceso de que se resuelva el Expediente de Declaración de Bien de Interés Cultural (BIC), por la Junta de Andalucía. La Tía Norica siempre fue evolucionando con el tiempo como lo demuestra su historia, y por ello no se limita a su recuperación arqueológica, sino que, además de un actual discurso creativo, intenta ser reflejo y aporte a la sociedad y al momento que le toca vivir. Por su antigüedad y sus peculiaridades técnicas, el Teatro de “La Tía Norica”, se nos presenta como una de las tradiciones del teatro de títeres más antiguas del mundo, conservado en su género.
Está previsto que en 2007 la Tía Norica cuente con un teatro propio en la Tacita de Plata para sus representaciones y la difusión de la cultura del títere.

martes, 29 de enero de 2013

Historia de las Cuevas de María Mocos




En el interior de la ciudad más antigua de occidente, conocida como Gades en la antigüedad y como Cádiz en nuestros días, existe en sus entrañas un sinfín de galerías conocidas como cuevas de maría mocos y cloacas romanas.
Hoy en día sigue sin saberse mucho sobre estas cuevas, que han sufrido el
abandono de los años y derrumbes por los cimientos de los edificios.
Existen miles de leyendas populares sobre estos túneles: de niños desaparecidos en el interior, de una gitana que vivía en el interior de ella haciendo pócimas y maldiciendo a toda aquella persona que se atreviera adentrarse en ellas…
Los túneles más antiguos, conocidos las cuevas de Hércules, pertenecen a las cloacas romanas, que posteriormente unían los edificios más relevantes  de la neápolis de Gades. Los estudios realizados constatan la existencia de hasta seis kilómetros en casco antiguo y otros seis kilómetros en puerta de tierra de galerías subterráneas bajo la ciudad con alturas de entre 1,80 y 3,50  metros. Están construidos a base de sillares de piedra ostionera, sujetos con mezcla de cal y arena, un material distinto a los ladrillos utilizados en los túneles defensivos. Los conductos arrancaban en la huerta del hoyo y desde allí discurrían hasta el teatro, el castillo de la villa y la iglesia de santiago.
Siglos más tarde (siglos XVI – XVII) bajo las puertas de tierra y glasis comenzaron a construirse las contraminas y minas conocidas como cuevas de maría moco, por el apodo que se le daba a una gitana que vivió en estos pasadizos cuando dejaron de utilizarse. Fueron una respuesta de la ciudad de Cádiz ante los numerosos ataques y asaltos de los piratas y de la armada inglesa, lo que la obligo a rodearse de murallas y baluartes para su defensa. A su vez estas murallas se dotaron de estas galerías y pasadizos.
Las cuevas de maría moco fueron tapiadas hace mucho tiempo. Había varias entradas en la muralla que da a la vía del tren. También había algún acceso en la playa Santa María del Mar, donde está situado ahora el módulo de la cruz roja de esa playa.

Contra minas

A la salida de la Puerta de Tierra, situada en el lado izquierdo del lugar conocido por Bahía Blanca y junto a Los Glacis, se encontraba una abertura que daba entrada a un subterráneo que se denominó “Cuevas de María Moco”. No se sabe exactamente el verdadero origen de estas cuevas pese a las muchas versiones sobre las mismas, que impulsadas por la fantasía popular han circulado durante muchos años.
Los distintos pueblos que dominaron esta ciudad; las luchas sostenidas en estos lugares y los contrabandistas que arribaron a nuestras costas, cuyos refugio fueron posteriormente descubiertos al efectuarse obras, hicieron que sobre estas cuevas se tejieran multitud de leyendas con visos de más o menos aparente realidad. La versión más generalizada al respecto, es que se construyeron después del saqueo de Cádiz  por los ingleses en 1596 y que comunicaba  la población antigua con el Fuerte de Torregorda para que en caso de una nueva invasión la población pudiera huir a través de ella. Estas cuevas está demostrado que tenían galerías subterráneas que se extendían por diversos lugares de Extramuros y disponían de entradas en diversos lugares de Cádiz. En el año  1967 la revista gaditana “Cádiz Gráfico” realizó una serie de encuestas bajo el tema “Los Misterios de Cádiz”, en las que se expusieron interesantes y variadas opiniones sobre este asunto. Entre las opiniones que aportaron mayores datos en esta encuesta, figuraba la del académico y jefe de Estado Mayor del Gobierno Militar de esta Plaza don José Pettenghi, el que manifestó que hacía dos años se había encontrado un plano (que reproducimos junto con estas líneas) en el que aparecen perfectamente señaladas las contraminas de Puerta de Tierra de los gaditanos Glacis y que se sabía de la existencia de galerías, parte del antiguo y amplio alcantarillado. El escritor D. Manuel Aparicio Franco, que durante sus años mozos había explorado estas cuevas, descrió así sus galerías: “La Cueva tiene ventilación. El techo no es más alto sino que el suelo descendía en un plano inclinado. La anchura entre pared y pared sería de un metro aproximadamente. La altura de un metro y medio hasta un poco más. Las características eran de una construcción árabe o tal vez fenicia, de bóveda circular. Los pasillos bifurcaban unas veces hacia la derecha y otras hacia la izquierda y en ciertos intervalos se abría el pasillo en distintas direcciones...” Posteriormente, al perder la finalidad para la que fueron construidas, las cuevas de María Moco sirvieron para refugio o albergue de gitanos y mendigos y en muchas ocasiones la posesión de las mismas daba origen a pequeños incidentes y lesiones, todo lo cual dio en diversas ocasiones mucho trabajo a los redactores de sucesos locales de la prensa diaria.
Todo ello en una época en la que no existía tanta escasez de viviendas, que si fuera en la actualidad estamos seguros de que sus moradores serían capaces de pedir un considerable traspaso para cederlas a la vez que los hombres de negocios soñarían hoy con montar en ellas un lucrativo negocio con vistas al turismo, armonizando hábilmente la utilidad práctica con la leyenda y la fantasía. 

sábado, 19 de enero de 2013

La Custodia de Cádiz


4. El Carro o paso

Los proyectos

La ciudad de Cádiz quiso enriquecer aún más la custodia colocándola sobre unas andas o carro cuyos faldones se hicieron de plata labrada y calada. Esta fue la última actuación de importancia que completó el conjunto de la custodia, realizada 76 años después de la terminación del trabajo de Antonio Suárez.
Para su realización se pidieron unos planos previos, que se conservan, como los de la reforma de la custodia, en el Archivo Municipal de Cádiz. Aunque no están firmados, deben ser del autor de las andas, ya que las variantes entre la obra y el proyecto son mínimas. Hay dos planos, ambos hechos a tinta: uno coloreado a la acuarela y otro sin colorear.
El dibujo coloreado se ajusta exactamente a la disposición que tendrá cada una de las caídas del carro: tres espacios verticales separados por estípites, que contienen en su interior una abundante decoración tardo-barroca. En el centro de cada uno de los espacios va un medallón de perfil ondulado, con la represetnación de distintos elementos procedentes del Antiguo Testamento, como Roboam y Caleb trasportando las uvas, Tobías y el ángel, ofrendas sobre el altar, y el Arca de la Alianza. En el centro, como emblema de la ciudad, aparece Hércules entre dos leones.
En el proyecto sin colorear vemos como se repite la figura de Hércules. En otros dos medallones vemos las columnas con el Non plus ultra y el Cordero sobre el libro, yendo en este último la fecha de 1740.

La realización del carro. El cambio ornamental

La pieza, que se halla todavía dentro del estilo barroco, aunque ya en un período final, muestra una decoración muy abultada, con multitud de elementos vegetales, diferentes a los más clásicos utilizados en la custodia, elementos que están muy cercanos al rococó.
Cada una de las cuatro caídas se dividen en tres registros de disposición vertical, separados por pilastras en forma de estípiites. Cada uno de los espacios va cubierto con la decoración vegetal rococó, que enmarca una cartela oval en el espacio central. En la parte superior, una ventana rectangular de perfil mixtilíneo, cubierta con una reja de trazado crucífero, permite la ventilación del conductor del carro.

La transformación iconográfica

La caída delantera del carro de la Custodia.
La iconografía de las cartelas está relacionada con la fiesta ecuarística y con la ciudad de Cádiz. En el frente, en las cartelas laterales, aparecen los patronos de la ciudad San Servando y San Germán, y en el centro el Cordero sobre el libro, y bajo él una leyenda que dice:
ECCE AGNUS DEL AVIENDO EL AÑO DE 1664 DEDICADO A LA DIVINA MAGESTAD SACRAMENTADA ESTA CUSTODIA LA EXCELENTÍSIMA CIUDAD DE CÁDIZ, MANDÓ HACER TAMBIÉN DESPUES ESTAS CAÍDAS PARA ADORNO DE SU CARRO, REYNANDO EN ESPAÑA FELIP V, SIENDO GOVERNADOR EL EXCELENTÍSIMO SEÑOR DON BARTOLOMÉ LADRÓN DE GUEVARA , Y DIPUTADOS LOS MUY ILUSTRES SEÑORES DON PEDRO COLARTE DE MAYO, DEL ORDEN DE SANTIAGO, Y DON MIGUEL GONZÁLEZ DEL CAMINO, HIZO LAS CAÍDAS EL ARTÍFICE JUAN PASTOR, EN 85 DÍAS DEL AÑO 1740.
Las cartelas de la parte trasera contienen: el trasporte del racimo entre Caleb y Roboam, La Cena y la mesa de ofrendas. Bajo la cartela central, la de la Cena, va la siguiente inscripción:
SAPIENTIA EDIFICAVIT SIBI DOMUM
MISCUIT VINUM ET PROFUIT MENSAM
QUOD NON CAPIS QUOD NON VIDES,
ANIMOSA SIRVAT FIDES [8].
En las cartelas de las caídas laterales se representan: Hércules con los leones, en los espacios extremos, y en el central el Sacrificio de Isaac. En el otro lateral: Tobías y el ángel, en el centro, y en los extremos se repite el tema de Hércules.

La autoría

La datación y autoría del carro no ofrece la menor duda, pues la inscripción de la caída frontal nos da los promotores encargados de su realización, la fecha y el autor.

Los faroles

El proyecto

En la misma fecha en que se hizo el carro de plata, se hicieron también cuatro faroles para iluminar y adornar sus ángulos y de los que también se presentó un proyecto, que también se puede consultar en el Archivo Municipal de Cádiz. Es un dibujo de gran calidad, coloreado, con una perspectiva que posibilita ver la parte inferior de los mismos.
Su estructura arquitectónica es la habitual, de cuerpo poligonal cubierto de bóveda aristada y linterna. El basamento y el pie siguen las líneas esenciales de la estructura. En cuanto a la iconografía representada, se aprecia una cartela ocupada por Hércules en la parte inferior, ángeles con instrumentos de viento rodeando la base de la cúpula y, en el remate, otro ángel que agita una bandera. La ornamentación es de tipo vegetal que se anticipa al rococó.

Realización

Los cuatro faroles se ajustan bastante al diseño, presentando un estilo diferente al del carro, ya que proceden de otro orfebre. Miden 0,95 m de altura y 0,39 m de diámetro. Semejan pequeños templetes hexagonales cuyos pilares soportan arcos de medio punto, llevando cubierta con cúpula aristada y linterna, que se cubre de la misma forma. En cada uno de los ángulos del cuerpo del farol y delante de los pilares, lleva estípites humanoides que soportan los resaltes del friso superior, donde se apoya la cúpula calada, que se remata en linterna, como se representa fidedignamente en el dibujo.
Uno de los cuatro faroles de la Custodia gaditana.
La ornamentación cubre todo el cuerpo de la pieza y se compone de temas vegetales barrocos, con recuerdos manieristas en la cúpula de la linternilla. En cuanto a la representación humana, sólo podemos mencionar las figuras de los estípites y las imágenes de bulto que rematan la linterna, y que corresponden a los patronos gaditanos San Servando y San Germán, repetidos dos veces cada uno.
En la parte inferior del farol van seis cartelas ovales, correspondientes a cada uno de los lados. En cuatro de ellas se representan temas eucarísticos como las uvas, las espigas y el Pelícano, así como Hércules fundador de la ciudad. En las otras dos van inscripciones. En una de ellas dice:
REINANDO EN ESPAÑA EL SR. DON PHELIPE V QUE DIOS GUARDE, HIZO LA NOBILISIMA CIUDAD DE CÁDIZ ESTOS FAROLES PARA EL CULTO DE SANTÍSIMO SACRAMENTO.
En la otra dice:
SIENDO DIPUTADOS LOS SEÑORES DON PEDRO COLARTE I MORA GENTILOHOMBRE DE BOA, DEL ORDEN DE SANTIAGO, Y DON MIGUEL GONZÁLEZ DEL CAMINO, DEL CONSEJO DE SU MAGESTAD. AÑO 1740.
Las marcas que se leen en los faroles son las de la ciudad de Cádiz, FRANCISCO/DEARENAS,1740,ALCA/IDE. No hay dudas sobre las marcas cronológicas y a la de la ciudad de Cádiz, pero sí con respecto a las personales. Según esto, el autor de los faroles sería Sebastián de Alcaide.

Integración de los diferentes estilos

La Custodia de la Catedral de Cádiz es un resumen de los principales estilos españoles en el arte de labrar la playa. Esta diversidad de estilos es una muestra del interés continuo de la ciudad por el embellecimiento del marco eucarístico, que desde el siglo XVI hasta el XVIII no ha dejado de intentar mejorar el trono de Cristo, en el que se mostraba el día de su fiesta principal, la del Corpus Christi. Este afán de emulación en la glorificación de la Eucaristía llevó a los gaditanos a hacer un maravilloso edificio gótico de delicadas tracerías. Casi un siglo después intentaron realzarlo con un basamento y, no contentos con el efecto conseguido, cincuenta años más tarde emprendieron la obra de la gran custodia barroca para meter dentro la custodia gótica, y acabaron el basamento. Lógicamente con esta última intervención la obra de la custodia parecía estar terminada, pero, sin embargo, todavía quisieron superar a otras ciudades que poseían custodias importantes, como Córdoba, Sevilla o Toledo, haciendo lo que estas no tenían: un carro o paso de plata, de manera que todo lo que rodease a la Eucaristía fuese puro brillo. Todo ello fue posible debido tanto al interés del Cabildo Catedralicio como al del Cabildo Secular, enriquecido por el gran Siglo de Oro gaditano.
Lo más interesante es resaltar de qué manera se asimilaron o se superpusieron unos estilos a otros, grabándose el conjunto de tal forma en la memoria popular que nunca consideró a la custodia como una superposición de estilos, sino como una obra única con un único contenido, y con una única intencionalidad: venerar y mostrar el cuerpo de Cristo.

Notas

  1. Parte superior de la custodia, donde se coloca el viril.
  2. En el arte medieval, símbolo de los Evangelistas, consistente en cuatro figuras humanas con cabeza de animal.
  3. Melchisedec o Melquisedec, es el sacerdote receptor del primer diezmo registrado en la Biblia, dado por Abraham y el primer sacerdote-rey. Esta doble función que luego fue prohibida por Dios en Números 3:10. Se le llamó rey de Salem (Jerusalén), Rey de paz, Rey de justicia (el significado hebreo del vocablo Melquisedec) y sacerdote del Dios Altísimo.
  4. Caleb hijo de Jephone, el Cenizita. Representante de la tribu de Judá entre los espías que fueron enviados a Cades a explorar Canaan. A su retorno, tanto Caleb como Josué compartieron los reportes exagerados que habían dado otros espías y trataron de darle seguridad a la gente con sus versiones, pero no tuvieron éxito y por poco caen víctimas de la furia de la multitud. En reconocimiento por su conducta fueron exceptuados del decreto que condena a la población adulta a morir en el desierto.
  5. Hijo de Salomón y de su esposa amonita Naama. Comenzó a reinar a los 41 años como 1er, rey del reino sureño de Judá, después de la división del reino (1 R. 11:43; 14:21). Reinó 17 años (c 931-c 913 a.C.).
  6. Canto de adoración y alabanza escrito por santo Tomás de Aquino en el siglo XIII.
  7. Archivo Municipal de Cádiz, Actas capitulares de 1692-93 fols. 109-110. Los diseños se hallan hoy día en la sección de Mapas y planos.
  8. (LA SABIDURÍA SE EDIFICÓ UNA CASA / MEZCLÓ EL VINO Y APROVECHÓ LA MESA / SUPLA CON FUERZA LA FE / LO QUE NO CAPTAS, LO QUE NO VES).

Enlaces externos

Bibliografía

  • María Jesús Sanz: La Custodia de la Catedral de Cádiz. Chiclana de la Frontera (Cádiz). 2000.
  • Lorenzo Alonso de la Sierra Fernández: Alejandro de Saavedra y Antonio Suárez, autores de la Custodia del Corpus de la Catedral de Cádiz. Revista Atrio. 1996.
  • Hipólito Sancho de Sopranis: La Custodia del Corpus de la Catedral de Cádiz. Archivo Hispalense. Sevilla. 1961.
  • Fray Gerónimo de la Concepción: Emporio de el Orbe. Cádiz Ilustrada, investigación de sus antiguas grandezas, discurrida en concurso del general imperio de España. Amsterdam. 1690.

Principales editores del artículo

viernes, 18 de enero de 2013

La Custodia


3. La Custodia Barroca

Aportaciones documentales

La primera noticia que tenemos nos relata los motivos que inclinaron a los dos cabildos (secular y eclesiástico) a realizarla, entre los que destaca el pequeño tamaño de la custodia gótica, así como la necesidad de resaltar la festividad tanto a los ojos de los católicos como de los herejes. Así, Fray Gerónimo de la Concepción nos dice:
"...pareciéndole que la ostentación de aquel acto pedía de justiçia, más majestuoso y superior Relicario, y más a los ojos de tantas Naciones inficionadas de la heregía Sacramentaria, como concurren en aquel Emporio del Orbe...".
Según el citado autor, la custodia se empezó en 1648 y se terminó seis años después, inspirándose en la torre del ayuntamiento de nuestra ciudad.
Otro historiador, ya de nuestro siglo, Hipólito Sancho de Sopranis, le dedicó un amplio estudio basado fundamentalmente en la documentación y en el análisis de la iconografía.

La estructura arquitectónica

La custodia que contemplamos hoy día mide 3,38 m, sin el carro (4,95 m con él), por lo que resulta el conjnto procesional de plata de mayor tamaño en España. La custodia, propiamente dicha, se compone de tres cuerpos con linternas y remate escultórico, y supone una traansición entre las custodias renacentistas y las barrocas. El artífice ha querido combinar elementos arquitectónicos procedentes del Manierismo con otros ya puramente barrocos, aunque las estructuras básicas son, como en todas las custodias posteriores, de origen renacentista.
La custodia barroca.
Se inicia la custodia, por su parte inferior, con una peana de planta cuadrada con ángulos cortados en dos niveles, por lo que resulta un octógono con complicaciones mixtilíneas entre los cuatro lados mayores y los cuatro menores. Su diámetro máximo es de 1,55 m y el menor de 1,23 m, siendo su altura de 7,5 cm. Su autor fue Bernardo Cientolini, de origen romano, que añadió esta pieza entre 1692 y 1693, es decir, casi treinta años después de concluirse la custodia, con la intención de elevar la altura.
El primer cuerpo, que se apoya sobre la peana, tiene 1,38 m de altura, conteniendo en sí una segunda base aparentemente cuadrada, aunque con los ensanchamientos de los ángulos resulta octogonal, con cuatro lados grandes y cuatro pequeños. Sobre este basamento (el primitivo de la custodia barroca) se levantan ocho pilares que, agrupados de dos en dos, sostienen la cubierta cupuliforme. cada dos de estos soportes, colocados en los ángulos del cuadrado de la base, apoyan un arco de medio punto, sobre el que corre un dintel y un cuerpo trapezoidal con ventana cuadrada de balaustres, sobre el que apoya directamente la cúpula. El capitel se decora con una especie de frutos alargados pendientes de cintas, que cuelgan de unas estilizadas volutas.
Estructuralmente, lo que más llama la atención es la colocación de cuatro enormes columnas, que habría que llamar gigantes, en los ángulos externos del cuadrado de base, del doble de altura de los pilares, que sostienen el basamento del segundo cuerpo.
El segundo cuerpo, de 1,13 m de altura, tiene planta circular sobre la que se apoyan ocho pilares, que sostienen los correspondientes arcos. Delante de cada uno de los pilares se coloca una columna, de mayor altura, que soporta la cornisa superior del correspondiente dintel y que oculta prácticamente el pilar.
El basamento de este cuerpo presenta una cierta problemática, no resuelta todavía, ya que las ocho columnas no se adaptan de una manera racional a la superficie circular de la base, de tal manera que el plinto sobre el que se apoyan sobresale de la circunferencia exterior, lo cual ni siquiera es pensable en una mentalidad barroca. Tampoco la ornamentación concuerda. Esto hace pensar que fue añadida o reformada posteriormente. En 1692 Bernardo Cientolini realizó algunas reformas en la custodia, entre las que parece que actuó en el segundo cuerpo girándolo y, quizás, aunque no se mencione en la documentación, reformase el basamento de este segundo cuerpo.
El tercer cuerpo tiene 87,5 cm de altura, y está formado por ocho pilares rectangulares decorados en su exterior por una hilera de acantos.
La cúpula es de media naranja y lleva falsas aristas en forma de estípites, dividiéndose el trasdós en los correspondientes paños. La linterna se forma por pilares acabados en voluta en su parte baja, y tiene aspecto más clasicista, cubriéndose con una cupulilla manierista también aristada, cuyas costillas acaban en volutas. Su vértice sostiene la esfera con la imagen de la Fe.

Iconografía y ornamentación

Para la descripción de la custodia original, teniendo en cuenta las transformaciones que ha sufrido con el paso de los años, vamos a tener en cuenta la obra de Fray Gerónimo de la Concepción, Emporio de El Orbe, en la que la descripción va acompañada de una ilustración, que la presenta tal y como se terminó. A la vista de ella, hay que decir que los cambios no han sido excesivos, limitándose a colocar un nuevo basamento bajo el original, una esfera bajo la figura de la Fe y a quitar cuatro ángeles en el remate del segundo cuerpo, además de los retoques decorativos que se han ido haciendo sobre cada una de las partes, según se ha creído que era necesario.
La Custodia, tal como se terminó, según aparece en el libro de Fray Gerónimo de la Concepción Emporio de El Orbe.

Primer cuerpo:

En la custodia actual, las escenas con mayor número de figuras corresponden al primer cuerpo, localizadas principalmente en los lados mayores del basamento original, o frentes principales de la custodia. En ellos se representan las siguientes escenas:
  1. El paso del Mar Rojo.
  2. La adoración del Cordero con el Tetramorfos [2].
  3. Melchisedech [3]ofrece pan a unos guerreros.
  4. La Última Cena.
Las dos últimas escenas parecen ser de una época posterior y realizadas por otro orfebre, puesto que tienen menos personajes que las dos primeras y son de mayor tamaño.
Los lados menores corresponden a los frentes de las potentes columnas exteriores, y en ellos van los Evangelistas. En los cantos, que son 24, sólo ocho llevan relieves humanos y los demás temas vegetales. Los relieves iconográficos son los siguientes:
  1. El Maná.
  2. El trasporte del racimo por Caleb[4] y Roboam[5].
  3. Adán y Eva.
  4. El sacrificio de Isaac.
  5. Sansón que lucha con un león (¿Hércules o Herakles?)
  6. El pelícano.
  7. Cristo crucificado, fuente de la vida, dentro de una fuente.
  8. Sacerdote con el cáliz con la hostia, y una espada que le sale de la boca.
Bajo este basamento inicial, que remata en su parte inferior en un pequeño friso de acantos, se coloca una extensión del mismo en forma de toro, que podría haber sido reformado para adaptarse como moldura de unión a la segunda peana que se puso en la reforma de 1693 por Bernardo Cientolini.
Los lados grandes de este espacio llevan en el centro:
  1. Adoración de la Cruz.
  2. Cáliz en el óvalo.
  3. Tema profano ornamental.
  4. Tema profano ornamental.
Y en los lados pequeños:
  1. Tres ángeles músicos.
  2. Tres ángeles músicos.
  3. Tres ángeles músicos.
  4. Mesa de altar con las ofrendas.
El suelo de este cuerpo tiene un cincelado y repujado muy plano, compuesto por óvalos y ces vegetalizadas y, en los ángulos, un tallo con flora distinta, en cada uno de ellos (tulipán, flor de patata, clavel y rosa).
La cubierta cupular de este primer cuerpo presenta un intradós dividido en ocho paños, cuyos relieves son tanto de contenido devocional como eucarísticos. Los paños mayores llevan:
  1. La Anunciación.
  2. Ángeles músicos, con filacterias del Pange lingua[6].
  3. La Adoración de los pastores.
  4. Ángeles músicos, sin filacterias.
San Gregorio.
Uno de los Padres de la Iglesia.
En los lados menores van jarras con ramos de flores (claveles, margaritas, rosas), flanqueadas por ángeles. En el interior de la cúpula, sobre los lados menores, entre las impostas se abren ventanas cuadradas con balaustres, decorándose todos estos espacios interiores con ángeles músicos y vegetación barroca.
En cuanto a las figuras de bulto de este primer cuerpo hay que decir que no son muy abundantes, pues se reducen a la paloma del Espíritu Santo, que cuelga de la clave, y los cuatro Padres de la Iglesia: San Agustín, San Jerónimo, San Gregorio y San Ambrosio, todos con mitra, báculo y libro, salvo San Gregorio que lleva tiara papal.
El resto de las figuras de bulto están constituido por los ángeles que se reparten por los tres cuerpos y que debieron sostener distintos instrumentos que hoy se han perdido en su mayoría.

Segundo cuerpo:

Lleva un rica ornamentación vegetal que lo cubre casi completamente, compuesta en su mayor parte por acantos y guirnaldas de frutas, a los que hay que añadir la ornamentación helicoidal de parras con racimos que cubren las columnas. La peana lleva galloncillos en el perfil recto, guirnalda de laurel en el toro pequeño, y tallos vegetales lisos sobre fondo rayado con entrelazo en el toro grande.
El Resucitado.
La ornamentación de la cúpula es igualmente rica, y sus motivos se relacionan claramente con los del resto del templete, aunque aquí se desarrollan más los elementos florales. El intradós se divide en paños, ocupado cada uno por jarras de flores de dos tipos alternadas: una gallonada y otra más panzuda y con vegetalizaciones en la parte inferior. En este espacio interior de la cúpula corre un friso decorado con guirnalda de frutas, que se alterna con cabezas de ángeles, y en las impostas, uvas y espigas. Los paños exteriores van decorados con guirnaldas de flores barrocas del mismo tipo que las de las jarras.
En lo que se refiere a la iconografía se reduce a la gran figura del Resucitado, que ocupa el espacio interior, y a los relieves y esculturas angélicas. El Resucitado, de 0,54 m de altura, es de fundición y se presenta con la cruz en la mano y un manto dorado añadido posteriormente. De mucho menor tamaño son los ocho ángeles sentados en los salientes del friso, que coinciden con la parte superior de las columnas, que han perdido las alas, y llevan un plato oferente, en los que iría algo que ha desaparecido con el tiempo. En el frente de los arcos también aparecen ángeles en relieve, adultos, de cuerpo entero y en actitud de adoración. En el grabado de la obra de Fray Gerónimo aparecen cuatro ángeles adultos de mayor tamaño, que llevaban ramos de flores en sus manos. Se ignora en qué momento desaparecieron.
Ángeles.
Ángeles.

Tercer cuerpo:

Angelitos.
La Fe.
Ornamentación relativamente sobria en los pilares, que presentan acantos en el exterior y guirnaldas vegetales en el interior. La cúpula va ricamente decorada con temas vegetales que difieren del resto de la custodia. Se componen de flores tales como tulipanes, margaritas y otros tipos de flores que nada tienen que ver con la ornamentación barroca española. Esto puede indicar que se añadieron en una época posterior. Unos estípites adosados y decorados con acantos dividen la superficie cupular en ocho paños. La decoración del intradós es completamente diferente y parece corresponder al barroco final.
Las imágenes de bulto que contiene este cuerpo son ocho ángeles niños, de pie, con los brazos extendidos, que probablemente sostendrían guirnaldas, y la figura de La Fe en el remate. Éste se forma por una linterna cilíndrica con cubierta cupular, sobre la que apoyan dos molduras, jarra y esfera, que sirven de basamento a la Fe. Ésta lleva ropa bordada sobre alba lisa, corona (añadida posteriormente), ojos tapados y, en las manos, el cáliz con la hostia y la cruz.

La autoría

En 1996, aunque ya era sobradamente conocido por la documentación existente, apareció en el interio de uno de los frisos de la base del primer cuerpo la siguiente inscripción:
ANTº SVARES ME FESI ANO DE 1664.
Al parecer, Antonio Suárez hizo la realización práctica del proyecto de Alejandro de Saavedra, como se deduce de la siguiente cita:
"...acabada sea de todo punto la dha. Custodia y obra que a de llevar Segun la dha. planta de madera fha por mano de Alexandro de Saabedra, maestro escultor vezino desta ciud. le pagaremos y pagara al dho Anttº Suarez o a quien su causa ubiere...".
Con respecto a la restauración de finales del siglo XVII hecha por Cientolini, cabe decir que la transformación fue inicialmente contratada para la reforma del segundo cuerpo. A este respecto, Cientolini presentó un nuevo proyecto que quedó registrado en las Actas Capitulares del Ayuntamiento en 1692[7]. A pesar de esto se le ha asignado a Cientolini el principal papel en la custodia, llegando incluso a atribuírsela por completo, debido quizá a su mención en los documentos y a su firma al pie del proyecto de reforma. Quizás la atribución errónea a Cientolini se debe a la siguientes inscripción, que él mismo puso en el basamento añadido a la custodia, que dice así:
REINANDO EL MUY CATHOLICO MONARCHA DON CARLOS SEGUNDO Y GOVERNANDO ESTA CIUDAD EL EXCELENTISIMO SEÑOR DON FRANCISCO FERNANDEZ DE VELASCO, CAVALLERO DEL ORDEN DE SANTIAGO, DEL CONSEJO DE GUERRA DE SU MAGESTAD I MAESTRE DE CAMPO GENTIL DE LAS COSTAS DE ANDALUCIA, ACORDO, ACORDO ESTA DUCHA MUY NOBLE Y MUY LEAL CIUDAD DE CADIZ QUE DE ESTA PRECIOSA CUSTODIA QUE CON TANTO COSTO Y ZELO LABRO A SUS ESPENSAS Y ENTREGO A LA SANTA IGLESIA CATEDRAL EL DIA DE LA PASQUA QUE SALIESE NUESTRO SEÑOR SACRAMENTADO LOS DIAS DEL CORPUS, SE ENMENDASEN LOS DEFECTOS DE SU FABRICA COMETIENDO ESTA OBRA A LOS SEÑORES DON YGNACIO DE HENESTROSSA Y HINOJOSSA Y DON NICOLAS NORBERTO CASER, REGIDORES PERPETUOS Y DIPUTADOS DE ESTA FESTIVIDAD, EL AÑO DE 1692 Y ESTE DE 1693.

jueves, 17 de enero de 2013

La Custodia


2. El basamento manierista

El basamento o peana de la custodia gótica, también de plata dorada, es de estilo manierista. Tiene planta hexagonal, al igual que la custodia, y se compone de niveles decrecientes, que se recubren con cartones recortados. En los ángulos van ángeles niños de bulto redondo. En cada una de las esquinas del nivel inferior, bajo los pies de los ángeles, va una cartela de cartones recortados, cuyo centro está formado por un mascarón de boca abierta, y asimismo, unos rizos laterales, que recuerdan a la ornamentación maya. En la parte central de cada lado del basamento aparece un escudo oval, dentro de una cartela, donde se dibuja una cruz flordelisada, que emerge de las aguas. Una cabeza alada ocupa la parte inferior del óvalo. Esta imagen corresponde al emblema del cabildo eclesiástico de la catedral gaditana.

Los primeros datos que tenemos sobre la construcción de esta peana datan de 1620 y nos las proporciona una decisión del cabildo de la ciudad por la que acordó construir a sus expensas "unas gradas o peana de plata en que fuese con más suntuosidad y mejor vista el "Cogollo"".
Aunque con los datos anteriores podemos presuponer que la peana se realizó en dicha fecha, el autor de la custodia barroca Antonio Suárez, realizó en 1670 un proyecto de peana o urna que sostuviera el Cogollo, pero que no se llevó a cabo el mismo. Viendo el estilo de la pieza, parece más probable la primera teoría, aunque no se descarta que al realizar Alejandro de Saavedra el diseño de la custodia barroca, Antonio Suárez pudiera realizar el basamento con posterioridad.
Quizás la clave se encuentre en este documento del Cabildo del Ayuntamiento de Cádiz fechado en 1670 y que dice así:
"...a la custodia que la dicha Santa Iglesia tiene [...] le faltó para su perfección y complemento una urna en que fuese la custodia pequeña donde se coloca el Santísimo Sacramento, cuya obra no pudo del todo quedar acabada por falta de medios [...] y porque ahora parece oportunidad para ello [...] para cuyo efecto esibo este dibujo que Antonio Suárez, maestro platero, a echo...".
En 1721, el platero Pablo de Ocaña aderezó la custodia gótica y su peana, pero no parece que interviniera esencialmente en ninguna de dichas piezas. Podemos hallar la marca "OCAÑA" varias veces en la parte superior de la peana.
En cualquier caso, la obra es un trabajo claramente manierista, que se corresponde estructuralmente con la fecha de 1620. Seguramente la actuación de Suárez, en 1670 se limitó a añadir los mascarones de tipo colonial y a aumentar el número de elementos decorativos.

La Custodia


1. La Custodia Gótica

Se desconoce la fecha de su realización, aunque se especula que fue en torno a las primeras décadas del siglo XVI.
 
La primera noticia de su existencia se halla en las Actas del Cabildo de la Catedral de 16 de enero de 1584, en las que se habla de una restauración:
"...por causa de sacarse cada primero domingo de mes la custodia de plata, le faltan algunos bulticos, de los que tiene y viene a menos. Mandaron que se aderesçe de los que tuviere necesidad, y se guarde y no se saque si no fuere los días de Corpus Christi y en su octavo....
Durante el saqueo de 1596, la custodia se salvó al enterrarla en una de las fosas funerarias de la catedral.
Esta pequeña custodia gótica, de 0,62 m de altura, es conocida popularmente como El Cogollo. Ha sido atribuida por algunos autores a Enrique Arfe, mientras que otros han mantenido una opinión contraria.

Estructura arquitectónica

Tiene planta hexagonal, con dos cuerpos decrecientes que se apoyan en una amplia peana escalonada de tres niveles. En el nivel más bajo, coincidiendo con los ángulos, se levantan unos pequeños chapiteles de base cilíndrica y remate en forma de león sentado. Del segundo nivel arrancan los pilares que forman el primer cuerpo, muy fasciculados y rematados en chapitel crucífero, que alcanzan en altura la mitad del segundo cuerpo.
 
En cuanto a la ornamentación están cubiertos por tracerías e imágenes sobre ménsulas. Cada uno de los seis pilares lleva tres imágenes de bulto, que representan los doce apóstoles y séis ángeles, colocándose las tres figuras en las caras exteriores de cada pilar. Los arcos que apoyan sobre los pilares son de medio punto. La bóveda de este primer cuerpo es de crucería sexpartita con clave calda, mientras que el suelo del templete se decora con un rosetón de cardinas superpuestas a una estrella.
El segundo cuerpo repite la estructura del primero, sosteniendo los pilares arcos rebajados, en los que se apoyan tracerías caladas. Al igual que en el primer cuerpo, también aquí se desarrollan unos tallos calados con penachos de cardina, que se unen formando un afilado ángulo rematado en chapitel. Estos, junto con los de los pilares, suman doce agujas que alcanzan casi la cima de la cúpula.
La cubierta del templete se compone de una bovedilla calada, que se estructura por aristas de las que brotan penachos de acantos, rematándose en un doble florón de sentido decreciente, colocado entre dos molduras hexagonales acordes con el basamento de la custodia. Sobre esta pieza se apoya otra menor, formada por seis acantos calados, que estaba destinada a sostener el primitivo remate de la custodia, hoy día sustituido por una cruz de oro y amatistas.
En cuanto al contenido de los templetes, el primero lleva el ostensorio[1], que no es el original, y el segundo está vacío, aunque debió llevar alguna figura.

Iconografía

No es excesivamente abundante, dado su tamaño, pero cuenta con una serie de figuras emparentada con la obra de Enrique de Arfe. En la Custodia de Cádiz las esculturas de bulto adornan los pilares de los dos cuerpos, repartiéndose en ellos al modo de la gran arquitectura pétrea.
En los seis pilares grandes del primer cuerpo, de planta crucífera, sólo en sus tres lados visibles van esculturas. En todos ellos, la hornacina del centro llevan un ángel músico, que toca un laúd, con una estética ciertamente flamenca, y a los lados, parejas de ssantos representando a los doce Apóstoles. Éstos llevan sus símbolos propios que los idéntifican.
En el segundo cuerpo, los pilares sólo llevan una imagen cada uno, representando santos de devoción popular, como Santa Catalina y Santa Bárbara, sin que se olviden losp uramente gaditanos, como San Basileo (primer Obispo de Cádiz)y San Epitafio (gaditano y obispo de Palencia), y San Servando y San Getulio o Germán, mártires y patronos de Cádiz. La estética de estas figuras, de carácter más castellano que flamenco, ha sido uno de los motivos para no atribuir la obra a Enrique de Arfe.

Las marcas y la autoría de El Cogollo

Existen marcas een la peana, de difícil lectura e interpretación. Según ellas, la obra fue hecha en Córdoba, ya que se aprecia la sílaba "COR" en determinado lugar del basamento.
El resto de las marcas (quizás haya hasta cinco diferentes) presenta una lectura bastante problemática, ya que cuatro de ellas se leen con gran dificultad y la quinta es prácticamente ilegible.
Sin entrar en la lectura de las marcas se puede decir con total seguridad que la custodia se hizo en Córdoba en el primer tercio del siglo XVI, por lo que su autor pudo ser un discípulo de Enrique de Arfe, o bien un seguidor de su más puro estilo goticista, sin descartar al propio autor flamenco.

miércoles, 16 de enero de 2013

La Custodia




La Custodia de Cádiz es una magnífica obra representativa de la custodia procesional española. Al corresponder su traza y realización a distintas épocas, contiene en sí los principales estilos de la platería española.
La custodia se compone de una pequeña pieza de plata dorada, llamada "El Cogollo", realizada en el más puro estilo del gótico final, del primer tercio del siglo XVI, que sirve de viril para colocar la Eucaristía. Esta pieza se apoya en una alta y escalonada peana, correspondiente al estilo manierista, colocándose todo el conjunto en el interior de una gran custodia barroca de tres cuerpos, de la segunda mitad del siglo XVII. El transporte de la custodia durante la procesión, se realiza sobre un carro o paso de plata, de estilo rococó, de mediados del siglo XVIII.
Como vemos, la Custodia de Cádiz comprende los principales estilos desarrollados en España durante algunas de las etapas de esplendor en el arte de platería: gótico, manierismo, barroco y barroco tardío o rococó.
Sobre la Custodia se han venido ocupando los investigadores españoles desde el siglo XVII, época en la que el gaditano Fray Gerónimo de la Concepción nos ofreció su primera descripción, centrándose en la custodia barroca.

martes, 8 de enero de 2013

Ateneo de Cádiz. Sus presidentes


5. D. ALFONSO MORENO ESPINOSA

(Cebreros, Ávila, 1840 – Cádiz, 1905)
Presidente del Ateneo de Cádiz, desde 1887 a 1889

Alfonso Moreno Espinosa nace en Cebreros (Ávila) el 9 de junio de 1840. Desde 1859 fue alumno de la Universidad Central de Madrid, donde consiguió el título de Licenciado en Filosofía y Letras en 1863. En 1866 ganó por oposición (realizada en Madrid) la plaza de Catedrático de Geografía e Historia del Instituto Columela de Cádiz en la que empezó a ejercer en 1867. Cádiz será la verdadera patria de Moreno Espinosa para el resto de sus días, si bien, no olvidó los lazos con su tierra como demuestra el Colegio que lleva su nombre en su localidad natal.

Al menos desde los años sesenta figura Moreno Espinosa en las filas del Partido Demócrata Republicano. Este partido tenía aceptación entre la pequeña burguesía y el proletariado, y en él figuraban nombres como Eduardo Benot, José Jiménez Mena, Fernando Garrido, Narciso Campillo, su inseparable Álvarez Espino o Fermín Salvochea, entre otros.

Prueba de la moderación y buen sentido de Moreno Espinosa es un suceso ocurrido en mayo de 1873 en plena efervescencia del Sexenio Revolucionario. En esta fecha, en línea con otros muchos actos exaltados, el Ayuntamiento popular de Cádiz quiso vender la Custodia de la Catedral para comprar armamento. Muchos gaditanos se opusieron, destacando la enérgica oposición de Moreno Espinosa y otras personas (así, don Antonio Góngora y el canónigo don Vicente Calvo).

Alfonso Moreno funda junto a Romualdo Álvarez Espino, en 1876, la Academia Gaditana de las Ciencias y las Letras, de inspiración racionalista. Ambos se considerarán los principales introductores del krausismo en Cádiz.

 En 1886 forma parte de la comisión organizadora capitaneada por Adolfo de Castro y acompañado por Enrique Moresco, José Jiménez Mena, Cayetano del Toro o Rafael de la Viesca con el objetivo de retomar la actividad del Ateneo. En 1887 preside el Ateneo ante la irrevocable dimisión de Cayetano del Toro en octubre tras el desahucio de la sede de Calderón de la Barca. Se acompaña del propio Del Toro como bibliotecario y De la Viesca como Secretario General.

El impulso de Moreno Espinosa como Presidente fue muy eficaz para reavivar el Ateneo que quedó establecido junto a la Filarmónica en la primera sede, es decir en la Casa de la Camorra de nuevo, en la calle Arboli nº 5 (antigua calle Empedrador). Aunque se alquiló una sala de lecturas en calle Duque de Tetuán nº 7, (actual calle Ancha). En el mes de abril se celebró una velada en honor del eminente literato alemán Juan Fastenharth.

Moreno Espinosa llegó a ser concejal republicano en el Ayuntamiento de Cádiz en 1869. Como todos los escritores del siglo XIX compaginó sus tareas con las labores periodísticas. Escribió artículos en publicaciones gaditanas como Cádiz, El Defensor de Cádiz y Anuario de Comunicaciones Telegráficas para el año de 1883. Colaboró con La Concordia (diario republicano). Así mismo, según Espinosa Pérez, fue colaborador de Gente Vieja (Madrid, 1901-1903).

Murió en Cádiz el 24 de agosto de 1905. El Ayuntamiento de Cádiz instaló una placa de mármol donde se le tributa homenaje como “Insigne maestro de tres generaciones de gaditanos”. En mayo de 1911 se le dedicó otra placa, colocada en la fachada de su casa de Cádiz (calle San Francisco, 32), en la que se le califica como “Catedrático eminente, historiador y literato eximio, varón integérrimo”.

Alfonso Moreno Espinosa "sirvió" hasta su muerte la Cátedra del Instituto de Cádiz y fue uno de los más prolíficos y conspicuos autores de libros de texto de Geografía e Historia durante la Restauración, como no podía ser menos en un buen liberal republicano y krausista (Compendio de Historia Universal, 1870 y Compendio de Historia de España, 1871). Debemos al político republicano Alejandro Lerroux, que fue su alumno, una emotiva semblanza de Moreno Espinosa al que considera su profesor preferido.
Bibliografía:
 · “Alfonso Moreno Espinosa (1840- 1905) Un acercamiento a su obra literaria”, Dr. Jose Antonio Bernaldo de Quirós Mateo, IES Jorge Santayana (Ávila), 2007.
 · “Aprender a leer y escribir en el Cádiz del ochocientos”, Gloria Espigado Tocino, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz, 1996.
 · “El Ateneo de Cádiz 1858/1983). Origen y Evolución del Ateneo de Cádiz”. Por Antonio Orozco Acuaviva. Ediciones de la Caja de Ahorros de Cádiz, 1985.
 · “Historia de Cádiz. Cádiz en el Siglo XIX”. Alberto Ramos Santana. Editorial Silex, 2005.

Ateneo de Cádiz. Sus presidentes


4. D. CAYETANO DEL TORO Y QUARTIELLERS

(Cádiz, 1842 - Cádiz, 1915)
Presidente del Ateneo en 1887 y en 1894 - 1896



Fue una de las figuras más importantes de la medicina gaditana y andaluza del período positivista, así como, de la política de la ciudad durante finales del XIX y principios del XX llegando a ser Alcalde y Presidente de la Diputación.
Brillante alumno de la Facultad de Medicina de Cádiz, entre 1857 y 1863 obtuvo en todas las asignaturas la calificación de sobresaliente, llegando a obtener el grado de Doctor con la máxima calificación a los 22 años.
Fue una de las figuras más importantes de la oftalmología de la época, sobre la que versa una de sus obras capitales “Tratado de las enfermedades de los ojos y sus accesorios”, publicado en 1878.
En 1887, ocupando la presidencia de la Diputación Provincial, se encargó eficazmente, junto a Segismundo Moret de la organización de la Exposición Marítima Internacional en los actuales terrenos de los astilleros que fueron ganados al mar con tal motivo.
En junio de 1887 se renueva la junta directiva del Ateneo con Cayetano del Toro como Presidente. Con esta renovación se amplían las secciones y bajan los socios de 325 a 86, pasando por grandes penurias económicas. Los hermanos Del Toro, Cayetano y Enrique, aportan cada uno mil quinientas pesetas con las que se pagan las deudas. La sede de Calderón de la Barca debe dejarse por impago y la Diputación ofrece sus salones para las sesiones. Cayetano del Toro dimite tras el desahucio de la sede al considerarlo como un agravio al Ateneo.
Pero ni mucho menos se desligó de la Institución. En los años noventa se inicia el resurgir de los Juegos Florales con un carácter “modernista” que imprimen el propio Cayetano del Toro y Rafael de la Viesca. En 1894 vuelve a presidir el Ateneo durante dos años. Se vuelven a publicar las Memorias anuales del Ateneo en las que se recogen los discursos de apertura del curso como “Del hipnotismo, sus fenómenos y sus leyes” (1894) y “La cara es el espejo del alma” (1895), ambos del Doctor Del Toro.
Cayetano del Toro falleció en su domicilio de la calle Istúriz el 2 de enero de 1915. Al ser hermano de la Santa Caridad su entierro debía ser sin honores. Cuando el cortejo fúnebre llegó a la calle Prim, la multitud impidió que continuara su marcha y varios trabajadores cortaron con navajas las correas de los caballos que arrastraban la carroza y sacaron el féretro a viva fuerza. A hombros de trabajadores fue llevado el féretro hasta el Cementerio parando previamente en el Ayuntamiento.
Años más tarde y por suscripción popular se levantó un monumento al doctor Cayetano del Toro en la plaza del Mentidero, obra del escultor Gabriel Borrás. Posteriormente fue llevada hasta la plaza de Fragela justo delante de la Facultad de Medicina.
Bibliografía:
· “El Ateneo de Cádiz 1858/1983. Origen y Evolución del Ateneo de Cádiz”. Por Antonio Orozco Acuaviva. Ediciones de la Caja de Ahorros de Cádiz, 1985.
· “Exposición. Ateneo de Cádiz 150 años de historia 1858/2008". Comisariada por Jose María Esteban.
· “Cayetano del Toro y Quartiellers. Político y oftalmólogo”. José María Otero.

sábado, 5 de enero de 2013

Ateneo de Cádiz. Sus presidentes

3. D. ADOLFO DE CASTRO Y ROSSI

(Cádiz,1823 / Cádiz, 1898)
Presidente del Ateneo desde marzo de 1886 a junio de 1887



Adolfo de Castro y Rossi nació en Cádiz el 6 de septiembre de 1823. Apasionado lector desde muy joven se convirtió con el tiempo en polígrafo, erudito, cervantista y falsificador literario español. De vasta cultura y gran lector de clásicos españoles del Siglo de Oro, llegó a apropiarse el lenguaje de esa época y a elaborar complejos pastiches cervantinos que hizo pasar como obras originales como, por ejemplo, "El buscapié" (1844).
También, fue alcalde de Cádiz, gobernador de Cádiz y Huelva, secretario del Gobierno en Sevilla, académico de la de Buenas Letras de Sevilla y de la de Bellas Artes de Cádiz y correspondiente de las Reales Academias de la Lengua, de la Historia y de Ciencias Morales y Políticas. Fue director del periódico "La Palma de Cádiz" y ejerció con éxito la crítica teatral.

Según Egea su labor como alcalde fue notoria: creó escuelas, trabajó para la terminación del tramo Puerto Real- Cádiz, ordenó el adoquinado de las calles y ahí está el nomenclátor de 1855, en que se dio el nombre de hijos ilustres de Cádiz a las calles de la ciudad. En 1858 publicó la monumental obra “Historia de Cádiz y su provincia” cuya consulta sigue siendo indispensable para los que quieren aproximarse al conocimiento de nuestra ciudad. También publicó un extenso trabajo sobre la Guerra de la Independencia en Cádiz y otros estudios de carácter histórico.
El 21 de marzo 1886 Adolfo de Castro capitaneó la recuperación del Ateneo junto con Alfonso Moreno Espinosa, Enrique Moresco, Alejandro Odero, Juan de V. Portela, José Jiménez Mena, Cayetano del Toro y Rafael de la Viesca, entre otros. Se relanza de nuevo el Ateneo en estos años con otros 325 socios. Con una cuota algo alta: un duro. Se busca un nuevo local en Calderón de la Barca nº 4.

En 1891 dona una parte importante de su biblioteca al Ateneo de Cádiz. 1898 fue un año triste para España, en general, y para el Ateneo, en particular. En aquellos meses desaparecen de sus filas los nombres de Amadeo Rodríguez, Eloy Rioseco, Luis Godoy, Sixto Terrero y el propio Adolfo de Castro. En la misma biblioteca que Castro había vivificado con sus conferencias y enriquecido con sus libros será velado por los ateneístas el cadáver del prolífico historiador gaditano el 13 de octubre de 1898. Muerto en la mayor pobreza, la Biblioteca del Ateneo fue el refugio de su féretro. El curso 1898/ 1899 ni tan siquiera se inauguró en señal de duelo nacional que España sufre.

A solicitud de la Asociación Gaditana de la Prensa, el Excmo. Ayuntamiento acordó, el 2 de diciembre de 1911, colocar una hermosa lápida conmemorativa en la casa que falleció (sita en la calle Cervantes). El Ayuntamiento le dedicó la calle del Molino donde había vivido algún tiempo.
Placa Adolfo de Castro
Bibliografía: