lunes, 30 de junio de 2014

La Maqueta de Cádiz




La maqueta de la ciudad de Cádiz tiene su origen en el hecho de cuando el Rey Carlos III dispuso que se hicieran las maquetas de las ciudades importantes y fortificaciones que tenían, con el fin de poder tener una reproducción plástica de todas las plazas fuertes de su reino, todo ello desde el punto de vista estrictamente militar, pero sin olvidar, naturalmente, la población que defendían dichas fortalezas.

El teniente coronel de Infantería Alfonso Jiménez, ayudado por algunos ebanistas gaditanos, realizó la maqueta de la capital gaditana entre julio de 1777 y marzo de 1779. Dicha maqueta ocupa una superficie de 12'52 x 6'92 m dividida en cuatro bloques, con un total de 333 piezas independientes. Se usaron diversos materiales: pino de Flandes recubierto de cedro tallado para las olas; ácana y caoba para las casas; ébano para las ventanas y balcones; marfil para los edificios más señalados. Al encontrarse por aquel entonces en construcción la catedral de Cádiz, su aspecto corresponde al proyecto inicial de Vicente Acero, más grandioso que el de su estado actual.

La base documental usada por los maquetistas fue un plano de Cádiz firmado por Ignacio Sala en 1749. Cedida al ayuntamiento, sufrió varios avatares (traslados, incendio en 1835) siendo restaurada entre 1950 y 1962 por Manuel Pena López. Actualmente se encuentra en el Museo de las Cortes de Cádiz, donde aún impresiona al que la observa por su tamaño y riqueza. Es una pieza clave para conocer el urbanismo del Cádiz dieciochesco.



Se comenzó por la de la Plaza de Cádiz, única ciudad de nuestra nación que logró tenerla, ya que en España solamente existe otra parcial de Madrid, realizada por León Gil del Palacio, hacia el año 1830.

Construcción

Siendo gobernador militar y político de Cádiz, don Nicolás Buccareli, en el mes de julio de 1777, se comenzó la maqueta por el teniente coronel de Infantería e ingeniero, don Alfonso Ximénez, el que se valió para ello, principalmente, de un plano de Cádiz debido a Ignacio Sala y fechado en 1749, que se conserva en el Archivo Municipal de nuestra ciudad.

Sobre los pormenores de su construcción, figura a su frente una placa con una inscripción en castellano antiguo:

PLAZA DE CADIZ AVIENDO DISPUESTO S.M. EL REY N.S. DON CARLOS III a consulta del EXmo. SrCONDE DE RICLA Capn Gl de los R'extos Grâ de España de prima Classe, y su Secretario de estado y del despacho de Guerra: se hiciesse una coleccion Genl de Vajos Relieves de todas las Ptas de sus Reys para que existiesen en la Corte: elijió para esta construccion a Dn. Alfonso ximenez Teniente Coxl de Ynfa y su Yngeniero Oxdinº; el q dió pxincipio ala Citada obxa porla Plaza de Cadiz q xepresta este Modelo y xetxato pox si solo sin Deliniads Ayudantes ni otxa cosa mas q el matexial ausilio de ebanistas españoles paxa q le preparasen y acoplasen las madexas: cuya obra emp.º en el mes de Julio de 1777 y acabó en Maxzo de 1779:


La maqueta de la ciudad de Cádiz tiene unas dimensiones de 12,52 metros de largo por 6,92 metros de ancho y está formada por cuatro trozos perfectamente acoplables. Está construida en maderas finas y consta de trescientas treinta y tres piezas agrupadas en trescientos cinco bloques y en ella está fielmente reproducida a escala toda la ciudad de Cádiz, figurando en la misma sus edificios notables y marcándose con toda exactitud las direcciones de las calles, estructura de las manzanas de casas, plazas y demás lugares de la población.

La base está construida en tableros de pino de Flandes, recubierta de cedro tallado, formando así las olas. La parte que corresponde al mar y las calles están formadas en madera de acana y caoba. Las ventanas y balcones son todos de ébano.

La catedral, que mide unos veinte centímetros de alto, está construida en su mayor parte de marfil, al igual que todos los edificios notables. Como quiera que cuando se hizo la maqueta la Catedral estaba entonces en construcción, su constructor se valió para ello de unos planos debidos a Ignacio Sala, fechados en 1749, que se conservan en el Archivo Municipal de Cádiz. De ahí que la catedral aparezca en este plano en relieve, conforme al proyecto que se tenía para su construcción, en los primeros años de iniciación de las obras.

Contraste entre el Cádiz de la maqueta y el actual


El plano en relieve refleja fielmente en sus menores detalles el aspecto que presentaba la ciudad en la segunda mitad del siglo XVIII. De aquella época a la actual numerosas circunstancias y hechos han ido transformando la fisonomía de la población, adaptándola a las necesidades y exigencias de la vida actual. Sus edificios se han ido ampliando notablemente para poder albergar a su cada vez más crecido número de habitantes y, por el contrario, sus viejos castillos y baluartes, al ir perdiendo gran parte de su capacidad defensiva, han ido quedando como recuerdos vivos de todo un símbolo de su glorioso pasado. Resulta, pues, interesante comprobar a la vista de la maqueta, aquellas construcciones que figuran en la misma y que al no existeir en la actualidad, pasaron a la evocación y al recuerdo.



Tampoco figuran en este plano en relieve las plazas de la Merced, Libertad, Candelaria y Mina, por haberse construido en fechas posteriores a aquella época, así como el barrio de San Carlos, por idéntico motivo.

Exhibida en varias exposiciones

A comienzos del pasado siglo, la maqueta estuvo expuesta en el centro de la Sala de Cortes del Palacio del Buen Retiro y, posteriormente, fue donada al Ayuntamiento de Cádiz. A partir de entonces esta joya sufrió una serie de vicisitudes realmente lamentables. Hacia el año 1835 sus piezas fueron depositadas en una de las habitaciones del piso alto del Municipio, en donde por efectos de un incendio que se declaró en dicho edificio, una pequeña parte de la misma resultó destruida.

A mediados del siglo XIX la maqueta fue trasladada para su conservación a un local situado en el Paseo de las Delicias, número 5, que era un edificio de mampostería de una sola planta y cubierto de azotea, que se encontraba junto a un almacén de maderas que tenía un aserradero movido a brazo.



Algunos años después, el Municipio ordenó construir una caseta de madera y lienzo para exhibirla en la Exposición Marítima Internacional, que se instaló en el lugar que actualmente ocupan los Astilleros, en donde estuvo expuesta desde el 15 de agosto de 1887 hasta el 30 de octubre del mismo año.

Una vez desarmados el plano y la caseta y, por no encontrar el Ayuntamiento un lugar más adecuado para ello, fueron trasladados al mismo local del Paseo de las Delicias, 5, donde antes se encontraban.

La Corporación Municipal que rigió los destinos de la ciudad en el año 1903 debió estimar que el lugar donde se guardaba la maqueta ofrecía pocas seguridades para la misma, en caso de un posible incendio, y creyó que lo más conveniente era asegurarla contra ese riesgo. El citado seguro contra incendio se formalizó con la Compañía de Seguros "Phoenix Assurance Company", cuyas oficinas centrales se encontraban establecidas en Málaga. Dicha póliza se suscribió por un período de tiempo de 10 años, a contar desde el 2 de noviembre de 1903 al 27 de noviembre de 1913, y entre las diversas cláusulas de dicho contrato, figuraban las siguientes:



  • "Quince mil pesetas sobre un plano de la ciudad de Cádiz, en relieve, de tres por siete metros, labrado en maderas finas y marfil, en el año 1777 y sus caballetes y soportes, mediante el pago de quince pesetas de prima anual..."
  • "Cinco mil pesetas sobre una caseta de madera y lienzo, destinada a exhibir el plano dicho, pediante el pago de cinco pesetas de prima anual..."

Sobre el importe de las primas anuales citadas, el Municipio obtuvo "una rebaja del veinte por ciento que concedía la Compañía a las propiedades públicas...", haciéndose igualmente constar en dicho documento, que los indicados objetos "se encontraban desarmados y almacenados en un local situado en el Paseo de las Delicias, 5"

También fueron exhibidas algunas piezas de la maqueta, en la Exposición Internacional de Artesanía, que se celebró en Madrid, en el año 1963.



 Al inagurarse en el mes de octubre de 1912 el Museo Iconográfico de las Cortes de Cádiz (hoy Museo de las Cortes de Cádiz), por orden del alcalde, la maqueta fue trasladada a dicho centro, pudiendo decirse que su instalación se hizo de una forma muy poco acertada, ya que  fue depositada en una sala insuficiente del piso tercero, para lo cual hubieron de cortársele algunos trozos que fueron arrinconados y almacenados en una de las dependencias de dicho centro.

Al tener que clausurarse dicho Museo, en el año 1943 para realizar obras en el mismo, como quiera que la maqueta se encontraba bastante deteriorada, se acordó en esta fecha por el alcalde la restauración de la misma, si bien por diversas circunstancias, los referidos trabajos no pudieron comenzarse hasta el mes de diciembre de 1950.

La difícil y complicada tarea de dicha restauración le fue encomendada al oficial de carpintería de Obras Municipales y maestro de Taller de carpintería de la Escuela de Bellas Artes don Manuel Pena López, quien, en honor a la verdad, puede decirse que realizó dicho difícil cometido de una forma admirable. Dicha restauración puede decirse que se llevó a cabo en dos períodos o etapas de tiempo diferentes, con un intervalo entre uno y otro, de diez años:

  • En la primera etapa se restauraron casi todas las casitas y, según declaró el señor Pena López, los trabajos de más envergadura que tuvo que realizar fueron varios, tales como el Gobierno Militar, las Puertas de Tierra y la iglesia de Nuestra Señora del Carmen, pero, sobre todo, la Catedral, ya que estaba casi destruida, faltándole infinidad de piezas, entre las que figuraban cornisas, campanas, imágenes, aparte de las torres y algunas cosas más, por lo que tuvo que hacer fotografías y dibujos de las mismas para poderla reconstruir.
  • En la segunda etapa, el mapa y algunos bloques de edificios.


Terminadas las obras del Museo, al abrirse al público dicho edificio, la maqueta, tras su completa restauración, quedó debidamente instalada en una amplia habitación del piso primero, la que anteriormente sirvió de salón de sesiones a la Academia Hispanoamericana, en donde el plano en relieve de la ciudad de Cádiz se ofrece hoy al visitante con toda su belleza y esplendor.

La arquitectura militar en la maqueta

Las fortificaciones medievales y de los siglos XVII y XVIII están fielmente representadas en la maqueta. Destaca, de entre las mandadas levantar por el rey Alfonso X el Sabio, el Castillo de la Villa, hoy totalmente desaparecido y que según las fuentes, fue construido aprovechando los sillares de antiguos monumentos romanos, tales como el Circo y el Teatro.


El Castillo de la Villa, en su reproducción, es importante por ser el único antecedente de la primitiva Academia de Guardias Marinas y Observatorio Astronómico de Jorge Juan, origen de la Escuela Naval y Observatorio Astronómico actuales.

De la antigua muralla de la ciudad medieval se reproducen la Puerta del Mar, hoy Arco del Pópulo; la Puerta de Tierra, hay Arco de los Blanco, además del Arco de la Rosa.

Pero es en las reproducciones de las fortificaciones de los siglos XVII y XVIII donde encontramos un estudio exacto de las defensas gaditanas de la época de inestimable valor, pues son las únicas reproducciones de bulto que existen para estudio de eruditos y recreo de aficionados.

Todo el recinto amurallado: el frente de tierra, la muralla del Vendaval, 'La Caleta, campo de Santa Catalina, San Carlos y Los Negros, junto con los Castillos de San Sebastián y Santa Catalina, cierran la ciudad.

De particular interés es la reproducción de la Muralla Real y sus defensas abaluartadas, según el sistema Vauban.


Como curiosidad pueden observarse las contraminas que defendían el Glacis de Puerta de Tierra, conocidas vulgarmente como las Cuevas de Mariamoco. Por un ingenioso sistema se levantan varias piezas que dejan al descubierto estas contraminas, de las que todavía quedan extensos vestigios.



El Castillo de Santa Catalina, concebido en principio como Ciudadela de la ciudad, está fielmente reproducido. Algunos elementos de la fortificación carolina ya desaparecidos pueden estudiarse en la maqueta. Así el Bonete, a espaldas del Hotel Atlántico, la antigua Punta de la Cruz, hoy de San Felipe, así como todo el lienzo de uralla que iba desde San Carlos hasta las Cuesta de las Calesas.

Las demolidas puertas de San Carlos, de Sevilla y del Mar, que bien pudieron haberse conservado como monumentos exentos, sólo pueden admirarse ya en la maqueta y en algunas viejas fotografías de finales del XIX y principios del XX.

Los cuarteles de San Roque y Santa Elena, así como los antiguos polvorines, todos ellos demolidos, están, sin embargo, a nuestra vista en la maqueta.

El otrora edificio del Gobierno Militar, construido como residencia para los ingenieros, es una de las piezas que pueden desmontarse para ver su distribución interior.


La casi milagrosa conservación de la maqueta es un regalo inapreciable de la fortuna para los gaditanos que hoy pueden conocer cómo era Cádiz en el siglo XVIII, época de su esplendor tanto mercantil como urbanístico.
En el aspecto de la fortificación y arquitectura militar es un ejemplar único pues, si bien se conservan muchos planos y croquis parciales, la maqueta es la única reproducción exacta y formal de conjunto que hoy existe y su conservación debe constituir constante obsesión para todos los gaditanos.


jueves, 5 de junio de 2014

Localizan las Cloacas Romanas de Cádiz



Una intervención arqueológica confirmó, el pasado mes de abril, que las galerías que se extienden bajo el barrio del Pópulo forman parte de las antiguas cloacas de Gades.


Cádiz, una de las ciudades más antiguas de Europa, de raíces fenicias, púnicas y romanas, está asentada sobre una base de roca ostionera, muy porosa y resistente, formada por acumulación de sedimentos marinos y que incluye fragmentos de conchas, entre ellas los ostiones. El subsuelo permanece prácticamente intacto, apenas ha sido excavado, por lo que aún encierra los vestigios de sus milenarios pobladores. La red de galerías que configura la ciudad subterránea ha sido utilizada para contrabando de tabaco y alcohol y como refugio durante la guerra civil. Muchos de los pozos de las fincas privadas, que conducen a las entrañas de la ciudad, fueron sellados hace años para disuadir a posibles intrusos y con el fin de evitar una cata arqueológica. La gente se creía el bulo, que circulaba entre constructores y promotores, según el cual si aparecía algo te paralizaban las obras de un edificio de forma indefinida o te expropiaban la casa, explica Germán Garbarino, gerente de la empresa Monumentos Alavista, dedicada a la gestión del patrimonio histórico, a Historia Nacional Geographic. Media ciudad está hueca por debajo.

En barrio del Pópulo, a excepción del Teatro Romano y del yacimiento arqueológico de la Casa del Obispo, y en otros barrios antiguos de Cádiz no hay nada excavado. Las últimas intervenciones arqueológicas han demostrado que, como decían los antiguos y las leyendas urbanas, hay túneles excavados en el interior de la roca natural, revela Germán Garbarino, que lleva quince años investigando el subsuelo de Cádiz.

En 2011 adquirimos una finca en el número 6 de la calle Obispo José María Rancés que alojaría el complejo Hotelero Turístico El Pópulo, que incluirá quince apartamentos y una recreación milimétrica de unas termas romanas en la planta baja y en el sótano. En el centro del patio nos encontramos un pozo del siglo XVIII  cegado de escombros hasta una profundidad de seis metros. Los pozos de marea son muy típicos en Cádiz. Se excavaban en el propio suelo y llegaban hasta la roca natural, aproximadamente a unos 15 metros de profundidad. La marea sube y el agua se filtra por debajo de la ciudad y cuando baja llena estos pozos. El agua se filtra en la roca natural porosa y pierde parte de su salinidad, pero no es potable. Estos pozos se utilizaban para limpiar los suelos o para la construcción, pero quedaron en desuso y se rellenaron con los desperdicios de las obras, añade.


La profundidad del pozo se interrumpe a los seis metros de profundidad y llegado a este punto se abren dos aberturas en sus muros, opuestas entre sí, que corresponden a única galería abovedada, que fue construida muchos siglos antes que el pozo y que corre en ambas direcciones. Por el centro discurre un canal flanqueado por dos pasos que permitían desplazarse por el interior. Los detritos que bloqueaban los accesos, que incluyen fragmentos de época romana, han permitido fechar esta estructura subterránea en el siglo I a. C. La intervención arqueológica realizada el pasado mes de abril ha demostrado que esta canalización forma parte de las antiguas cloacas de la Gades romana. Los expertos han descartado la posibilidad de que corresponda al sistema de conducción de agua potable.

El tamaño medio de la cloaca mayor tiene cuatro metros de altura, tres de anchura y se localiza a una profundidad de unos seis u ocho metros por debajo del nivel actual de la ciudad. El tramo que hemos excavado mide aproximadamente 1,30 metros de altura y 80 centímetros de anchura, aunque la parte que se dirige al Teatro Romano describe una pendiente y se va haciendo cada vez más alta y más ancha. Mi teoría es que construyó antes que el Teatro Romano. En la zona debieron haber viviendas u otro tipo de edificios que se derribaron  para construir el Teatro Romano, en el siglo I a. C., incluido este tramo de cloaca, que debió quedar en desuso durante siglo, afirma Germán Garbarino.  


En el solar de la finca, que ocupa una extensión de 300 metros cuadrados, también se han hallado fragmentos de mármol de época romana e incluso unas grandes basas sobre las que se apoyaban unas columnas que, según los expertos, pudieron alcanzar una altura de 15 ó 16 metros y que probablemente corresponden al antiguo pórtico del Teatro Romano. Cádiz todavía esconde muchas sorpresas. Todo este patrimonio ha permanecido oculto durante siglos, pero ya hemos localizado más de quince entradas subterráneas y tenemos un proyecto futuro para ponerlas en valor y que la gente pueda visitarlas, anuncia Germán Garbarino.