Una
intervención arqueológica confirmó, el pasado mes de abril, que las galerías
que se extienden bajo el barrio del Pópulo forman parte de las antiguas cloacas
de Gades.
Cádiz,
una de las ciudades más antiguas de Europa, de raíces fenicias, púnicas y
romanas, está asentada sobre una base de roca ostionera, muy porosa y
resistente, formada por acumulación de sedimentos marinos y que incluye fragmentos
de conchas, entre ellas los ostiones. El subsuelo permanece prácticamente
intacto, apenas ha sido excavado, por lo que aún encierra los vestigios de sus
milenarios pobladores. La red de galerías que configura la ciudad subterránea
ha sido utilizada para contrabando de tabaco y alcohol y como refugio durante
la guerra civil. Muchos de los pozos de las fincas privadas, que conducen a las
entrañas de la ciudad, fueron sellados hace años para disuadir a posibles
intrusos y con el fin de evitar una cata arqueológica. La gente se creía el
bulo, que circulaba entre constructores y promotores, según el cual si aparecía
algo te paralizaban las obras de un edificio de forma indefinida o te expropiaban
la casa, explica Germán Garbarino, gerente de la empresa Monumentos Alavista,
dedicada a la gestión del patrimonio histórico, a Historia Nacional Geographic.
Media ciudad está hueca por debajo.
En
barrio del Pópulo, a excepción del Teatro Romano y del yacimiento arqueológico
de la Casa del Obispo, y en otros barrios antiguos de Cádiz no hay nada
excavado. Las últimas intervenciones arqueológicas han demostrado que, como
decían los antiguos y las leyendas urbanas, hay túneles excavados en el
interior de la roca natural, revela Germán Garbarino, que lleva quince años
investigando el subsuelo de Cádiz.
En 2011
adquirimos una finca en el número 6 de la calle Obispo José María Rancés que
alojaría el complejo Hotelero Turístico El Pópulo, que incluirá quince apartamentos
y una recreación milimétrica de unas termas romanas en la planta baja y en el
sótano. En el centro del patio nos encontramos un pozo del siglo XVIII cegado de escombros hasta una profundidad de
seis metros. Los pozos de marea son muy típicos en Cádiz. Se excavaban en el
propio suelo y llegaban hasta la roca natural, aproximadamente a unos 15 metros de profundidad.
La marea sube y el agua se filtra por debajo de la ciudad y cuando baja llena
estos pozos. El agua se filtra en la roca natural porosa y pierde parte de su
salinidad, pero no es potable. Estos pozos se utilizaban para limpiar los
suelos o para la construcción, pero quedaron en desuso y se rellenaron con los
desperdicios de las obras, añade.
La
profundidad del pozo se interrumpe a los seis metros de profundidad y llegado a
este punto se abren dos aberturas en sus muros, opuestas entre sí, que
corresponden a única galería abovedada, que fue construida muchos siglos antes
que el pozo y que corre en ambas direcciones. Por el centro discurre un canal
flanqueado por dos pasos que permitían desplazarse por el interior. Los
detritos que bloqueaban los accesos, que incluyen fragmentos de época romana,
han permitido fechar esta estructura subterránea en el siglo I a. C. La
intervención arqueológica realizada el pasado mes de abril ha demostrado que
esta canalización forma parte de las antiguas cloacas de la Gades romana. Los
expertos han descartado la posibilidad de que corresponda al sistema de
conducción de agua potable.
El
tamaño medio de la cloaca mayor tiene cuatro metros de altura, tres de anchura
y se localiza a una profundidad de unos seis u ocho metros por debajo del nivel
actual de la ciudad. El tramo que hemos excavado mide aproximadamente 1,30 metros de altura y
80 centímetros
de anchura, aunque la parte que se dirige al Teatro Romano describe una
pendiente y se va haciendo cada vez más alta y más ancha. Mi teoría es que
construyó antes que el Teatro Romano. En la zona debieron haber viviendas u
otro tipo de edificios que se derribaron
para construir el Teatro Romano, en el siglo I a. C., incluido este
tramo de cloaca, que debió quedar en desuso durante siglo, afirma Germán
Garbarino.
En el
solar de la finca, que ocupa una extensión de 300 metros cuadrados ,
también se han hallado fragmentos de mármol de época romana e incluso unas grandes
basas sobre las que se apoyaban unas columnas que, según los expertos, pudieron
alcanzar una altura de 15 ó 16
metros y que probablemente corresponden al antiguo
pórtico del Teatro Romano. Cádiz todavía esconde muchas sorpresas. Todo este
patrimonio ha permanecido oculto durante siglos, pero ya hemos localizado más
de quince entradas subterráneas y tenemos un proyecto futuro para ponerlas en
valor y que la gente pueda visitarlas, anuncia Germán Garbarino.
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